martes, 29 de septiembre de 2020

HERIDAS SIN CICATRIZAR

 Directa o indirectamente todos conocemos a alguien que de una forma u otra ha sido participe de alguna muerte por aborto. Muchas de estas personas o más bien todas ellas: padres, madres, sanitarios, inductores...etc., llevan en lo más profundo de su ser heridas que se resisten a desaparecer. Los hay quienes incluso volviéndose a Dios y habiendo sido perdonados por Él por el Sacramento de la Confesión aún sienten como un puñal que les destroza por dentro.

A estos especialmente van dirigidas estás palabras. A todos los que aún arrastran su culpabilidad les digo que el perdón de Dios elimina toda secuela, toda herida  que hace gemir  sus conciencias.

 Os invito a miraros en San Pablo; el confiesa que participó en la muerte por lapidación  de Esteban (Hch 22,20), al conocer a Jesús se dejó amar por El, con ese Amor incondicional que arrancó de sus entrañas ese puñal invisible que desgarraba sus entrañas recordándole sus pecados...y su crimen.

 Vemos que  Pablo alcanza su liberación exterior e interior cuando le oímos decir: "Ya no soy yo quien vive, es Jesucristo quien vive en " (Gal 2,20) Cuando una persona proclama esto y puede proclamarlo todo aquel que guarda el Evangelio en su corazón y en sus entrañas...ya está liberado...de sus heridas no quedan ni cicatrices.

 Sí, guardar El Evangelio dentro de ti es tener a Jesucristo Vivo en ti...como Pablo.

 !! Llevad este mensaje a tantos y tantos que tienen heridas internas aún sangrantes.


 P. Antonio Pavía

https://www.comunidadmariamadreapostoles.com/

 

 

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