Tu palabra, Señor, es evangelio
anunciado en los confines de la tierra.
Está en las Escrituras, está en los pobres,
se siembra en otoño y brota en primavera.
Tu palabra, Señor, llegó a nosotros
con esperanza nueva,
como un grito en la noche
que alerta al centinela.
Tu palabra, Señor, es fuerza y lucha,
es sal, es luz y es levadura.
Es paz en armonía,
es convocatoria juvenil
que invita a la alegría.
Casiano Floristán
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