Señor… desde siempre Tú has sembrado en mi corazón las ganas de ti. Aún en las
peores épocas no permitiste que mi fuego se extinguiese por completo. Te pido
HOY, sí HOY que rasgues el velo que cubre mis ojos y mi corazón para poder
contemplar tu rostro pleno y radiante.
Quiero ser uno de tus pequeños… Se
bien que he pecado contra ti muchas veces. También sé que Tú me has perdonado
en el instante en que mi alma reconoció su culpa y que lo hiciste antes de que
yo abriera mis labios. Tú ya habías leído mi corazón.
Ahora te pido una oportunidad…
mejor un momento diario para recibir tu alimento. Permíteme serte útil dentro
de mi debilidad para hacer tu voluntad.
No permitas que haciendo esto la
confunda con mis propios deseos y caprichos.
Haz que el Padrenuestro sea para
mí oración nueva cada día, todos los días.
Aparta de mi todo aquello que
pudiese arrancar la semilla que tu amorosamente has sembrado.
Si caigo de nuevo ayúdame a
incorporarme rápidamente. Borra de mi mente las cosas de este mundo que por
experiencia sé que no me satisfacen.
Acompáñame a pedir perdón a los
que he ofendido y ayúdame a deshacerme de mi soberbia en el camino. De igual
manera ayúdame a perdonar a quienes me pudiesen haber ofendido antes de que
ellos me hablen y aún si nunca llegasen a hacerlo.
Una última cosa…
Como al caracol permíteme llevar
tu casa… mi casa… Nuestro sitio de encuentro.
Mauricio Villamil
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