domingo, 19 de enero de 2014

Las cuestas de Enero y Febrero

Ábrete a las sorpresas de Dios





Siempre ha sido "la cuesta de enero". Este año hay que añadir "la de febrero". Hay que vivir cuesta arriba. Y es difícil, ¿no os parece jóvenes?. No tenemos otra salida si queremos seguir a Cristo y la cuesta que nos señala nuestro Papa Francisco. Se trata de una cuesta de oración. De auténtica oración. Es lo que hacía Jesucristo en los momentos difíciles de responder al Padre vocacionalmente, cristianamente

Ser jóvenes de una auténtica vida, supone crecer, día a día, en la oración. No vale rezar de cualquier manera. Nuestros rezos, a veces, nos atrapan en un puro formulismo que hace que nuestra oración tenga poca fuerza, y nos vamos debilitando y nos perdemos en esta "cuesta". Jesucristo es el centro de nuestra oración, a Él sólo debemos escuchar. Y nosotros callar. Ya que es Él quien habla en la oración. No confundamos la Palabra con las palabras.

El mundo de hoy, jóvenes, necesita de nuestras escuchas a la Palabra. Las nuestras de poco le van a servir. Y no olvidemos que nuestra "cuesta" no tiene atajos ni rodeos, ni curvas... Es recta, en pendiente hacia arriba: Cristo resucitado,  en el final y el hombre atendido y amado por nosotros durante el caminar.

A las palabras se las lleva el viento; a la Palabra, no. Y lo mismo le suceden a nuestras escuchas. Escuchas, contemplación, compartir todo lo que conlleva la Cruz del Resucitado.

Para subir las dos cuestas hay que sentirse libres. "Porque así lo quiere Dios: que haciendo el bien, le tapéis la boca a la estupidez de los ignorantes; y esto como hombres libres; es decir, no usando la libertad como tapadera de la villanía, sino sirviendo a Dios". (1Pe.2,15-16).


Chusmi.

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