martes, 20 de febrero de 2018

¿Dios, estás sordo?




      
                                                                      
- No, no lo estoy

- Pues como que no me haces ni caso… Parece que mis cosas no te importan porque no veo resultados “majos”.

- Las cosas que me pides las escucho, estoy ahí con tu pena y tribulación…

- ¡Anda y yo no paro de “tribularme”! y Tú lo puedes todo…

- ¿Tu eres de “mi pueblo”?, ¿no sabes que por cada lágrima, dolor o sufrimiento redimes culpa? Aún puedes soportar esa pena que te duele…

- Ya, pero dijiste: “Pedid y se os dará”… ¡Debo ser una completa calamidad porque me paso los años redimiendo!

- Oye, qué es por tu bien.

- ¿Entonces?, ¿no me queda otra?, o somos muchos y tengo turno…

- No, no estáis en fila y sí te queda “otra”. Sucede que no entiendes que significa confiar en mis designios para ti. ¿Sabes que todas las almas a Mí entregadas, sufrieron muchísimo y cuando vinieron a Mí, no pasaron por el “purga” (como tú dices) ni un segundo?, y un segundo son muchos años…

- Señor, entiéndeme, si hemos de sufrir toda la vida… Pues, como que no estoy muy de acuerdo. Tú dijiste que fuéramos felices. 

- Y en tu corazón lo eres porque estás Conmigo o ¿no?

- Bueeeeeeno, hay veces que ¡Ya te vale!... estamos hechos polvo.

- No te pido paciencia sino fe. Yo sé que sucederá en tu vida y vives en medio de “la libertad del mundo”, ahí entro Yo y actúo en ti.  

- Bueno, vale, me pongo en tus manos, no sea que me des lo que quiero y “me estrelle después con el coche”.

- Pues por eso. Reza (sé que lo haces) y ¡Mírame!

  Emma Díez Lobo




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