jueves, 16 de junio de 2016

A vueltas con las penas

   


                                                      
Soy práctica, del mundo y este tema nos interesa, tal vez porque si no las tuviéramos, yo no estaría escribiendo y tú no estarías leyendo…

Ellas llegan sin llamarlas y sin avisar, las suficientes como para decir más de cuatro veces, este mundo es un valle de lágrimas… Es verdad, lo es, pero también es el oro celestial que nos toca gratis ¿por qué? Aquí viene lo genial, porque nos redime de nuestros infinitos pecados si se las ofrecemos a Dios, también ayudan a nuestros familiares que se hallen penando tremendamente”.

¿No es pues una suerte? Yo creo que sí. Nada se desprecia y todo vale para un bien mucho mayor de lo que podemos imaginar. ¡Jopé! Quien me lo iba a decir… Pues Jesús en persona.

A ver, no es que lo celebremos con champagne, pero el solo hecho de saber que con el ofrecimiento del dolor, muchas almas se liberan… Es el sumun. Después ellos intercederán por nosotros y ¿No es lo mejor que nos puede pasar?

Miremos por donde lo miremos, siempre ganamos. Ya sé que sentimos tristeza, ansiedad y ¡qué sé yo!, de todo y más; pero hay que mirar el lado bueno y el lado bueno es maravilloso.

El mejor ejemplo que tiene el hombre del sufrimiento, es Jesús y mira por donde, podemos llegar al cielo.

Yo sabía que las perlas saladas que brotan de los ojos, Dios las recoge y nos hace cintas que suben a su Reino. Mientras más perlas, más cerca estará el cielo.  

¡Una cinta cortita no llega ni a la puerta de casa!

Emma Diez Lobo



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