Acoger, escuchar y orientar han
sido, con frecuencia, los verbos que más satisfacción y fecundidad apostólica
me han proporcionado. He sido un afortunado porque Dios me ha regalado la
mediación de excelentes compañeros de camino que me han orientado con prudencia
y sabiduría. Sus consejos y su testimonio de vida me han permitido crecer
personal y ministerialmente. Como botón de muestra, os comparto alguno:
«Entierra lo que esté muerto en tu vida, sana
lo que esté herido y potencia lo que esté vivo». Esta quiero que sea mi
principal tarea con cada uno de los que estáis más implicados en la Diócesis:
catequistas, animadores de la comunidad, equipo de pastoral juvenil, monitores
de tiempo libre, profesores de religión, visitadores de enfermos y ministros
extraordinarios de la comunión, voluntarios de Caritas, de Manos Unidas, de
pastoral de la Salud, grupos de matrimonios jóvenes, lectores, acólitos,
integrantes del coro parroquial, misioneros, consagrados/as, sacerdotes… Es muy
importante ir creando en la Diócesis como un «microclima» apropiado donde poder
compartir la fe y la vida, formarse y madurar nuestra propia vocación-misión.
Agradezco sinceramente al equipo de dirección de Cáritas Diocesana la inversión
que va a hacer en Bruis para instalar la calefacción en todo el recinto. Ojalá
convirtiéramos esa casa, bajo el amparo de Ntra. Sra., en nuestro «Betania»
diocesano donde poder «descansar y crecer en el Señor» como lo hacía Él con sus
discípulos.
«No dejes nunca en evidencia a nadie.
Aunque tengas razón. Y menos, en público». Quiérele como es. Respeta su propio ritmo y
proceso de madurez. Sólo así ganarás tu «autoridad moral». Las personas no
cambiamos por imperativo legal ni por voluntarismos, sino por «sobredosis» de
cariño, de ternura, o de amor.
«Procura unificar tu interior», esto es, integra en tu
persona, el ser y el actuar. Que tu vida personal, familiar y profesional sean
la fuente de tu propia santificación. «Enraízala en la EUCARISTÍA (espiritualidad
ucarística)» Sólo así tendrás la certeza de ser un «apóstol
ardiente y creíble».
«Descubre, valora y potencia todos los
carismas con que Dios ha adornado tu vida». Ponlos al servicio de los demás. Sólo entonces
sabrás lo que es ser fecundo de verdad.
Y, como broche de oro, te regalo los diez consejos
para ser feliz que el Papa Francisco compartió con un periodista paisano suyo:
1) «Vive y deja vivir». Es el primer paso para obtener paz
y felicidad; 2) «Date a los demás». “Si uno se
estanca, corre el riesgo de ser egoísta. Y el agua estancada es la primera que
se corrompe”; 3) «Muévete remansadamente». Es la
capacidad de moverse con benevolencia y humildad. Los ancianos tienen esa
sabiduría, son la memoria de un pueblo;4) «Juega con los chicos».
Con el consumismo hemos perdido la cultura del ocio, de la lectura, del arte…
Una pregunta que siempre hago a las mamás es si juegan con sus hijos. Es la
clave de una cultura sana.”; 5) «Comparte los domingos con
la familia». Hace muy poco tuve un encuentro con universitarios y
obreros. Todos reclamaban el domingo como no laborable. El domingo es para la
familia”; 6) «Ayuda a los jóvenes a conseguir empleo».
“Hay que ser creativos con esta franja de edad. Si faltan oportunidades, caen
en la droga. Y está muy alto el índice de suicidios entre los jóvenes sin
trabajo… No basta con darles de comer: hay que inventarles cursos de un año: de
plomero, electricista, costurero. La dignidad te la da el llevar el pan a
casa”; 7) «Cuida la naturaleza». “Hay que cuidar la creación y
no lo estamos haciendo. Es uno de los desafíos más grandes que tenemos”;8) «Olvídate rápido de lo negativo». “La necesidad de
hablar mal del otro indica una baja autoestima”; 9) «Respeta al que piensa distinto». “Podemos inquietar
al otro desde el testimonio. Lo peor que puede haber es el proselitismo
religioso. Cada uno dialoga desde su identidad. La Iglesia crece por atracción,
no por proselitismo”; 10) «Busca activamente la paz».
“Estamos viviendo en una época de muchas guerras. La guerra destruye. Y el
clamor por la paz hay que gritarlo”.
Con mi afecto y bendición,
+ Ángel Pérez Pueyo
Obispo de Barbastro-Monzón
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