El próximo domingo día 12 de Noviembre celebramos el día de la Iglesia Diocesana.
Es el mismo lema que se utilizó el año pasado, «Somos una gran familia
contigo». Me parece que es una buena opción porque nos hace caer en la
cuenta, una vez más, que los cristianos formamos una familia y, como
tal, trata de buscar soluciones a los problemas varios que la vida diaria
le plantea, proyecta con alegría su futuro, mirando no sólo a su entorno
más íntimo sino también al espacio exterior, y vive el presente con la
inmensa ayuda que le proporcionan los demás miembros. Todos recordáis
que en la última Asamblea Diocesana se habló mucho de nuestras comunidades.
Se pedía con insistencia la aplicación a la vida ordinaria de unas
virtudes muy propias de la familia. Nos exigíamos que los comportamientos
y las palabras de los cristianos fueran muy parecidos a los de una familia
que ama, que respeta y que dialoga. Los deseos de todos los participantes
en la Asamblea se centraban en conseguir que la Iglesia fuera percibida
por la sociedad actual como la familia de los hijos de Dios, que sabe expresar
la ternura de Jesucristo en las relaciones interpersonales y quiere
servir con autenticidad evangélica a quien lo solicite, empezando
por los más necesitados. Esta jornada tiene su mirada puesta en la
Iglesia diocesana de la que formamos parte todos nosotros. Es éste un
nivel distinto al parroquial con el cual muchos de vosotros os identificais de forma inmediata.
Esta jornada tampoco trata de la Iglesia universal, de la cual formamos
parte simultáneamente y a la que nos sentimos fuertemente vinculados
por la acción del Espíritu Santo y por la realidad tan atractiva que manifiesta
el Papa y los restantes miembros (diócesis, congregaciones religiosas,
asociaciones de fieles), cuando se preocupan de las enormes necesidades
de nuestro mundo. Todas las demás diócesis celebran también esta misma
jornada y el objetivo es el mismo: cohesionar mejor su comunidad en
la oración, en la celebración y en el compartir. Aunque para esta reflexión
un solo día tiene sus limitaciones, es una buena oportunidad para tratar
de mejorar nuestras relaciones diocesanas, ayudando en las necesidades
del prójimo y recibiendo una adecuada información de todo aquello
que se hace.
En este folleto encontraréis muchos datos, cifras y actividades
del año 2016 referidos únicamente a nuestra diócesis de Lleida. A algunos
les sorprenderá la gran cantidad de acciones realizadas; a otros les
parecerá corto el número y querrían llegar a niveles más altos de atención.
Ese es nuestro reto: conseguir que aumente el porcentaje de los colaboradores
y presentar una comunidad más acogedora, fraterna y misionera.
Todo ello se hace con transparencia y fidelidad a los datos y al servicio
que tiene encomendado. Que estas líneas sirvan para agradecer vuestro
cariño por la diócesis, vuestra entusiasta colaboración y vuestras
oraciones. Esta misma gratitud se amplía hacia todos aquellos que, con
independencia del grado de asentimiento religioso, nos ayudan porque
confían en el buen hacer de la Iglesia en general y de la diócesis en
particular. Unos y otros aportan sus respectivos donativos para que
las acciones proyectadas lleguen al mayor número de personas
que lo necesitan.
† Salvador Giménez Valls
Obispo de Lérida
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