La Virgen Santísima es la
Reina de las Misiones. La Iglesia lo enseña claramente. Ahora bien, veamos
algunos textos donde los Papas invocan la intercesión de la Virgen sobre las
Misiones o se refieren a la importantísima realidad de la acción de la Madre de
Dios en orden a la conversión de los pueblos que aun ignoran a su bendito Hijo.
S.S. Benedicto XV, en su
célebre documento misional “Maximum Illud” (n° 113) ruega a la Virgen Santísima
que secunde los anhelos apostólicos de todos los Misioneros; la llama con el
bello título de “excelsa Madre de Dios y Reina de los Apóstoles” y le suplica
que impetre “la difusión del Espíritu Santo sobre los pregoneros de la fe”
S.S. Pío XI, en su encíclica “Rerum
Ecclesiae” (n° 135), invocando a la Virgen bajo su advocación de “Reina de los
Apóstoles” le ruega que “se digne mirar con complacencia” los esfuerzos de la
Catolicidad por evangelizar los pueblos que aun ignoran al divino Redentor y,
acto seguido, el mismo Pontífice, luego de recordar que la Virgen Sacrosanta es
Madre “de todos los hombres”, enseña otra verdad muy consoladora: nuestra Madre
Celestial intercede no menos por los paganos que por los católicos. Es
provechoso, entonces, reproducir las palabras exactas usadas por Su Santidad:
“Ella, habiendo recibido en el Calvario a todos los hombres por hijos suyos,
intercede no menos por los que aún ignoran haber sido redimidos por Cristo
Jesús que por los que gozan ya felizmente del beneficio de la Redención”
S.S. San Juan XXIII en su
Exhortación Misional “Princeps Pastorum” (n° 25) invocaba con “toda el alma
sobre las Misiones Católicas” de un modo muy especial la intercesión de la
Virgen Santísima y se dirige a Ella llamándola “Reina de las Misiones”. El
mismo Papa Santo, en este documento, le suplica a la Virgen que Ella “encienda
y multiplique el celo misionero” en todos los
propagadores de la Santa Fe Católica.
El Venerable Papa Pío XII, en su
gran Encíclica Misional “Fidei Donum” (n° 19), invocaba, de un modo especial,
sobre las misiones católicas el patrocinio de la Virgen Santísima, a la vez que
subrayaba que la intercesión de la Madre de Dios es “poderosa y materna”. El
mismo Papa, en el citado pasaje, se dirigía a Ella bajo su título de “Reina de
los Apóstoles”
La misma
letra del Concilio Vaticano II° y, más específicamente del decreto conciliar
dedicado enteramente a las Misiones Ad Gentes, contiene una concisa prez en la
que se suplica a la Reina de los Apóstoles la gracia de que los gentiles sean
atraídos “cuanto antes al conocimiento de la verdad (Cf. 1 Tim., 2,4)” y de que
“la claridad de Dios que resplandece en el rostro de Cristo Jesús, brille para
todos por el Espíritu Santo (Cf. 2 Cor., 4,6)”. Es decir, el Concilio Vaticano
II contiene una confiada petición a la Virgen Santísima en la que se le suplica
la gracia de la conversión de los gentiles y en la que, a su vez, se le pide
que esta conversión sea “cuanto antes”
Unidos a la filial prez de
los Padres Conciliares, suplicamos a la Reina de las Misiones, la gracia de la
conversión de los pueblos gentiles y que esta conversión tenga lugar lo antes
posible.
P. Federico, misionero en la meseta tibetana
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