¡Claro que no! Le faltaba su Madre, su
Hijo, sus Santos... No, no lo tenía todo.
También Le faltabas tú para disfrutar
de su eternidad. Al principio, no eras lo más importante, nadie lo era, fue
mucho después cuando vio que Satán se llevaba en masa sus seres creados.
Aunque en realidad poca falta o ninguna
Le hacemos, hemos de reconocer que Le dimos una pena bestial. Lo intentó
poniendo orden y castigos, con su Alianza de paz y las Tablas de la Ley, con
Jesús y su Evangelio… ¡Pues ya es hora de que seamos algo inteligentes y
sepamos que lo que siempre deseó es compartir su Reino!
No, no lo tenía todo y bastante se ha
molestado en demostrarlo. ¿Somos tontos? Yo creo que sí. Ya lo dijo Jesús,
ciegos y sordos a más no poder.
Su ofrenda es lo más. No podemos obviar
su Proyecto de liberación y gran recompensa. Es “nuestro tiempo” y nos toca
continuar lo que Él nos dejó. No somos especialistas, que los hay en su Nombre,
pero sí podemos ayudar. Yo lo hago y estaré agradecida todos los días de mi
vida y ¿tú?
Decide con tu inalienable libertad -por
cierto y por tanto, el destino es la mayor falacia inventada- si quieres su
regalo de sempiterna felicidad.
Nos dió una inteligencia y dos vidas,
la tuya y la Suya. No te cargues la Mayor por aferrarte a la menor… Una, es un
regalo de Dios que Le costó la vida; la otra, es una gracia para llegar a disfrutarlo.
No, no lo tenía todo…
Emma Díez Lobo
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