¿Quién es Jesús? Jesús es el Mesías sufriente
El Evangelio de hoy presenta uno de los
temas centrales del cristianismo: ¿Quién es Jesús? De la respuesta depende toda la vida cristiana.
El pueblo judío era consciente de sus
debilidades, religiosas y políticas, y esperaba de diversas maneras que Dios
enviara un salvador. La forma más popular concebía este salvador como un
caudillo político-religioso, que instauraría un gran imperio teocrático y que
solían designar como Rey-Mesías o Rey-Ungido, es decir, capacitado por
Dios para esta tarea. Igual que se unge con aceite a un atleta para realice un
esfuerzo, igualmente Dios ungirá con su poder a este futuro rey.
Jesús ha proclamado la inminencia del Reino de Dios y ha
realizado signos especiales que le acreditan como enviado especial de Dios.
¿Quién es? La gente lo reconoce como un personaje importante, sin llegar a más,
solo los discípulos lo reconocen como el Rey-Mesías esperado. Jesús manda
callar, no porque no aceptara el título sino porque rechazaba el significado
que sus discípulos y la gente le daban. Él no es un Mesías político religioso
sino un Mesías sufriente, en la línea del prometido Siervo de Yahvé (primera
lectura). Por eso anuncia su muerte y resurrección, y rechaza fuertemente la
opinión de Pedro.
Es importante la continuación del relato: “Llamó a la gente y a sus discípulos y les
dijo”. Se trata de una enseñanza importante y quiere que todos estén
atentos. Si alguno quiere venir en pos de
mí, niéguese a sí mismo... La invitación sonaría extraña a sus discípulos.
“¿Si alguno quiere venir en pos de mí?... Pero si ya llevamos mucho tiempo contigo”
... Es verdad, pero Jesús quiere que renueven la opción del seguimiento sabiendo
que siguen a uno que triunfará mediante la muerte. Y este camino es fundamental
para el discípulo.
Jesús no se llamó a sí mismo nunca
Mesías, pero se identificó y realizó en su existencia lo que significa Mesías,
es decir, ungido por Dios para salvar,
pero no como piensan los hombres, de
forma poderosa y violenta sino como
piensa Dios que es amor. Por eso el mesianismo de Jesús se realizó en la
humildad del Siervo de Yahvé, que propone la salvación y da su vida por los
hombres. Paradójicamente fue Pilatos,
sin saber lo que hacía, el que proclamó la verdadera realeza mesiánica de
Jesús, poniendo sobre la cruz el título Jesús
Nazareno Rey de los Judíos. En la cruz Jesús es el rey mesías esperado. Por
eso la Iglesia primitiva lo llama Jesucristo,
nombre propio que resume la confesión de fe cristiana: Jesús es el Mesías. En
Jesús se identifica la persona con la misión, que son inseparables.
Esto explica que Jesús invite a sus
discípulos a compartir este modo de ser, que según los criterios humanos es hacer
el necio, pero según criterios cristianos, es el verdadero camino que realiza a
la persona.
Ser cristiano
es igual a ser del mesías y se es así
porque en el bautismo la persona ha quedado injertada en Jesucristo, el que
muere y resucita. Esto exige vivir así. Igualmente, la Iglesia es cristiana, si en su forma de actuar
sigue el camino de Jesucristo, amor y servicio, hasta dar la vida.
La celebración de la Eucaristía es
central para el cristiano. En ella ejerce Jesús como Mesías y el cristiano y la
Iglesia purifica y alimenta su identidad.
Dr. Antonio Rodríguez Carmona
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