Vitaminas
para caminar
1.- Lo
más fácil hoy será quejarte de las inmoralidades sociales. Lo difícil es
identificarte internamente con ese mundo de pecado y hacerlo propio. Jesús “que
no tenía pecado se hizo pecado por nosotros”.
2.- La Cruz no se lleva
tanto sobre los hombros cuanto en el alma. ¿Qué es una cruz de madera cuando el
alma tiene que cargar con una tristeza de muerte o de miedo o incluso de asco
por la vida? Jesús murió en el alma en el Huerto, antes de morir crucificado en
el Calvario.
3.- Es terrible estar en
casa y ver cómo los tuyos se olvidan de ti. Viven su propio mundo sin que les
interese el tuyo. Jesús lo sabe bien. Mientras Él sufre su agonía de muerte,
los suyos duermen tranquilos.
4.- Es duro buscar a
alguien con quien desahogar las penas del alma y sentir que no tienen tiempo
para ti. Jesús fue a buscar consuelo en los tres discípulos, pero ellos tampoco
tuvieron tiempo. Estaban cansados. Siempre estamos cansados para escuchar a los
demás.
5.- Cuando nadie tiene
tiempo para ti, sólo te queda un camino: desgranar las penas de tu alma, hechas
oración, en el Corazón del Padre. No te las quitará, pero te dará fuerzas para
superarlas.
6.- ¿Le pides a Dios
consuelos espirituales? ¿No te es suficiente que te haga capaz de seguir tu
camino de fidelidad? Los consuelos, como las penas, pasan. La fidelidad queda.
Lo que te hace grande ante Dios no son tus consolaciones, sino tus fidelidades.
7. – No esperes estar bien
para ayudar a los demás. Quien espera sentirse bien para ayudar al hermano,
nunca le ayudará, porque nunca se sentirá suficientemente bien.
J.
Jáuregui
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