Hay un texto bellísimo recogido en el
Libro de Job, Capítulo 1, versículos del 6 al 22, donde se recoge, en parte
este tema. El libro de Job forma parte entre los libros Canónicos de la Biblia,
reconocidos así por la Iglesia, donde se relata el tema en cuestión. El
personaje Job es un personaje que se estima que no es histórico como tal, pero,
sin embargo, la catequesis que se desprende el Libro hace que comprendamos que
ha sido Dios mismo el que inspiró al
autor para darnos a entender cómo son las relaciones de Dios con el hombre.
Resulta que hay un diálogo de Dios con
Satán, el Acusador, el Maligno, en el que Dios le relata las bondades de su
siervo Job: “… ¿Has visto cómo me sirve
Job? No hay en la tierra otro como él…”, le dice el Señor.
Contesta Satán: “… ¡Naturalmente! Le
das toda clase de beneficios, tiene ganados y riquezas en abundancia, salud en
su familia…! Así es fácil amar a Dios. Pero, tócale en sus riquezas y verás
cómo te maldice, arguye el diablo.
Y Dios, le permite que toque en esos
puntos que le dice el demonio. Pero,- dice Dios-, a él no le hagas daño. Y,
efectivamente, Job ve cómo va perdiendo a sus hijos, cómo mueren sus ganados,
cómo le roban sus posesiones, incluso cómo le maldice su mujer… Y Job, ante
tantas desgracias responde así: “Desnudo
salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré a la tierra que me vio nacer;
si he recibido los dones de Dios, ¿por qué no he de recibir también los males?”
La lectura del texto propuesto, en su
versión bíblica, con las palabras del autor sagrado, no tiene desperdicio, y se
invita, desde aquí, a su lectura.
¿Y cómo nos puede afectar a nosotros?
Este problema del mal que existe en el mundo, las guerras, las injusticias, los
asesinatos, y tantas y tantas maldades que vemos y oímos cada día, nos revelan
y nos cuestionan: ¿Es que Dios se ha olvidado de este mundo? Dios, que es Amor,
no tiene misericordia de los buenos, los justos…?
Los justos no son los impecables, son
los que ajustan su vida al Señor. Y ¿Dios os premia así? ¿Por qué permite Dios
el sufrimiento de sus fieles?
Desde el punto de vista humano no es
fácil encontrar una respuesta. Hemos de pensar que el plan de Dios, y sus
caminos, no coincide con los nuestros. Dios siempre saca bien del mal; nos
prueba como probó al justo Abraham, como probó a José el carpintero de Galilea,
como probó a su Madre María…como nos prueba a nosotros. Los designios de Dios y
su comprensión están reservados para los pequeños de este mundo, para los que
son como niños, para los Anawim de Dios.
El
que acoge a este niño en mi nombre
me
acoge a Mí, y el que me acoge
acoge
al que me ha enviado (Lc 9, 46-50)
Alabado
sea Jesucristo
Tomas
Cremades
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