Cuando Jesús volvió a la vida, su semblante
había cambiado; sus ropas eran nuevas y su cuerpo, manos y pies aunque conservaban
las heridas, para decirnos que su Resurrección es cierta, ya estaban limpias de
sangre.
Cuatro heridas hechas por los cuatro
puntos de la tierra. El “más peor”, el del pecho, el que enseña a Mateo
(nosotros) y está cerca de su Corazón.
Porque del Corazón de Dios nació el
hombre y por el hombre se dejó Crucificar.
Dicen que ha vuelto a la vida, pues
perdón, pero ya volvió hace 2019 años. Lo que ha de volver es el hombre a Dios,
cada año y cada día es una oportunidad para resurgir de las sombras.
Pero después de “las vacaciones” en la
playa… Decidme, ¿quién ha “desechado sus viejas ropas y revestido de Dios”?
¡Feliz Pascua, Feliz Pascua…! Ya, mucha
Pascua y mucho feliz, pero no veo que el mundo sea sensible a esta bendita
frase. Supongo que hay milagros ¡Claro que sí!, pero pocos, pocos… Tal vez los
suficientes, Dios sabe y yo no tengo ni idea.
Si buscas la Verdad, no la encontrarás;
si deseas “cambiar de ropa” no habrá basurero… Deja que Dios te encuentre y no mires para otro lado cuando lo haga.
Ese día tus ropas se volverán diferentes, tu semblante distinto y tu corazón renovado
porque habrás vuelto a la Vida. No lo digo porque quede bien, es la verdad.
Emma Díez Lobo
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