Difícil poner esta virtud en acción,
difícil “amar” a quien no conoces y difícil aceptar a alguien “incómodo”… En
mil lugares te encuentras “los incómodos” y mil veces se les critica por mil
razones.
Los “perfectos” lo saben, no pueden callar
o lanzan miradas de verdadero rechazo...
Criticar y juzgar es casi lo mismo y,
no hay tema en que no salgan estos dos males donde escucharás la típica
coletilla: “Yo no soy perfecto, ni juzgo a nadie, pero…” Y en ese pero se
arroja todo juicio de valores.
Somos un YO tan grande que la humildad se
convierten en un chiste: Lo que YO digo, lo que YO no admito, lo que YO veo… Qué
casualidad que siempre, por regla general, sean los mismos, aquellos a los que les
cuesta ver más allá de su zona de “confort”.
Efectivamente, la capacidad de “amar”
es relativa y concreta. El segundo Mandamiento no se lleva, no es moderno, es mucho
más divertido hablar sin caridad…
Trabajo diario para comprender que Dios
te oye, que lo que tú digas será en ti volcado. Tengamos mucho cuidado con
nuestra lengua y pongamos la caridad por encima de cualquier virtud.
Menos vanidad y más compresión; menos
YO y más humanidad; menos orgullo y más humildad.
El mundo cambiaría si imitáramos en
algo a Jesús… ¡SOLO EN ALGO!
Emma
Díez Lobo
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