martes, 30 de abril de 2019

En defensa de


                                                     


                                              
 En defensa de la caridad deberíamos hacer un examen de conciencia. No es bien comprendida excepto por los mensajeros de Cristo.  
  
Difícil poner esta virtud en acción, difícil “amar” a quien no conoces y difícil aceptar a alguien “incómodo”… En mil lugares te encuentras “los incómodos” y mil veces se les critica por mil razones.

Los “perfectos” lo saben, no pueden callar o lanzan miradas de verdadero rechazo...   
    
Criticar y juzgar es casi lo mismo y, no hay tema en que no salgan estos dos males donde escucharás la típica coletilla: “Yo no soy perfecto, ni juzgo a nadie, pero…” Y en ese pero se arroja todo juicio de valores. 
  
Somos un YO tan grande que la humildad se convierten en un chiste: Lo que YO digo, lo que YO no admito, lo que YO veo… Qué casualidad que siempre, por regla general, sean los mismos, aquellos a los que les cuesta ver más allá de su zona de “confort”. 

Efectivamente, la capacidad de “amar” es relativa y concreta. El segundo Mandamiento no se lleva, no es moderno, es mucho más divertido hablar sin caridad…  
          
Trabajo diario para comprender que Dios te oye, que lo que tú digas será en ti volcado. Tengamos mucho cuidado con nuestra lengua y pongamos la caridad por encima de cualquier virtud.

Menos vanidad y más compresión; menos YO y más humanidad; menos orgullo y más humildad.  

El mundo cambiaría si imitáramos en algo a Jesús… ¡SOLO EN ALGO!    

Emma Díez Lobo



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