Te siento alrededor, en
silencio, sin hablar, recogiendo pedazos de mí sobre el suelo.
Trozos de vida y de mi
ser, dispersados por el suelo tras la batalla contra el mundo.
Retales arrancados
contra mi voluntad y otros, dejados caer al suelo por mí misma.
De nuevo se repite
nuestro cruce en el camino, Tú a mi encuentro, yo de vuelta de la vida.
Y Tú, nunca preguntas,
solo me miras con el amor que sale de tus ojos y entonces, sé que no hay nada
que explicar.
Sé que te inclinarás
hacia el suelo y recompondrás de nuevo mi vida entre tus manos, una vez más,
como siempre, para que yo pueda renacer a la vida, como un ser nuevo capaz de
aprender de las batallas, soplado por tu gracia.
Esas partes de mi ser,
reconstruidas, ya no nacen del mundo; nacen de Ti y por eso siento una
nueva fuerza en mi interior.
Nos cuesta rompernos y
morir, nos cuesta sufrir y enfrentarnos al mundo pero, mientras lo
hacemos, empezamos una nueva historia contigo donde apareces y nos salvas.
Nos salvas de nosotros
mismos y de lo que nos rodea, nos tomas en tus manos, nos reconstruyes y nos
echas a volar como mariposas con alas recién nacidas, impulsadas por tu
aliento.
Así es la fe que nos
prometes.
(Olga Alonso)
www.comunidadmariamadreapostoles.com
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