Otra pregunta que
me hago: ¿Iría Dios a otros mundos como lo hizo en el nuestro?, es un enigma
que… ¡Claro!, con Dios no hay muchas conversaciones y menos de esta categoría
que es simple curiosidad. Pero tal vez lo sepamos el día que abandonemos este
mundo y vayamos a ese lugar, sin tiempo solo pureza de espíritu y, un amor aquí
desconocido.
Y hablando de ese
lugar de Dios, Juan el Apóstol dice que es muy especial. Se describe en el
Apocalipsis, difícil de entender por cierto y que no me aclaro con tanto sello,
tribus, jinetes, ángeles y caballos de colores, pero bueno, lo poco que
entiendo, ese lugar es increíble.
Ignoro si “esos” seres
también tuvieron su hecatombe y huyeron a otros planetas hace millones de años;
solo sé que el nuestro, insignificante, fue el más querido por Dios -algún día
se lo preguntaré-, pues Jesús murió una sola vez y precisamente lo hizo aquí,
no creo que vaya muriendo de planeta en planeta, la verdad…
Y volviendo al
tema, cuando estos “desconocidos” vienen y no es tan raro porque nosotros ya
hemos empezado a surcar el espacio, reconoces la realidad irrefutable de un
universo habitado y de un Dios inmensurable.
Lo que digo es cierto
y cuando se vuela día tras día, pueden suceder estas cosas. Una vez salió un
disco del mar tiñéndolo de un rojo anaranjado para desaparecer en segundos en
el cielo; otras te sobrepasan las alas del avión en vertical; otras, te dejan
en el radar sus estelas de vuelo rodeando tu avión y en minutos ser perseguidos
por Phantom del Ejército…
¿Sabéis qué se
hacía en tierra después de un percance “ovni” que atañe a la seguridad de vuelo?
El incidente se reportaba en sobres marrones “TOP SECRET” al Ministerio del
Aire y de ahí a Washington; y yo de allí
a casa a rezar hasta el día siguiente.
La mayoría de
personas a 900 m de altura reza a Dios por lo que pueda pasar y si algo pasa, rezan
todos. Yo desde luego no paraba y los pilotos en cabina rezaban siempre.
Gracias Dios por
protegernos.
Emma Diez Lobo
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