domingo, 7 de enero de 2018

Los Reyes Magos



Los Reyes Magos, dejaron su confort de vida para ir en busca de la señal que emitía la estrella. Vivían confortablemente en sus respectivos países, tenían su vida de estudio e investigación, su familia, su ambiente de alto standing, pues eran relevantes socialmente. Sin embargo también tenían una gran inquietud, sentían un ansia irrefrenable de buscar algo superior, querían la excelencia y dejándolo todo se marchan en su busca. Ellos, probablemente, no sabrían en concreto lo que buscaban, pero las señales del cielo eran inequívocas para ellos y se ponen en marcha. Tienen una gran fe en sus estudios e investigaciones y lo arriesgan todo por esta causa.

Por tanto los Reyes Magos deben de ser un ejemplo a seguir para el género humano en general y concretamente para cada uno de nosotros. De ellos tenemos que aprender a sacrificar cierto estilo de vida confortable y segura, a arriesgar por tener fe en nuestro propio proyecto de vida, en nuestras convicciones, a ser consecuentes con nuestros propios pensamientos y llevarlos a la práctica aunque sea con el sacrificio y la incomodidad que conlleva tal decisión.

Hoy también vienen a nosotros gentes de otras tierras. Unos, en familia o en grupos sociales para alejarse de la hambruna, de las guerras, de las persecuciones por sus ideas políticas y, lo que es peor, por causa de sus creencias religiosas. Otros, dejando, con todo el dolor de su alma, a sus seres queridos en sus países de origen y, arriesgando su vida, se adentran por los desiertos e ignotos caminos a través de otros países en busca de una vida mejor. Pero unos y otros con la fe de encontrar, metafóricamente hablando, su portal y su niño que adorar. Aquellos sí vieron cumplido su deseo y encontraron lo que buscaban, pero estos lo que encuentran las más de las veces es, además de la fatiga del camino y el rechazo de la soledad de destino, la muerte en demasiadas ocasiones.

Pero el verdadero sentido de esta fiesta para el cristiano es la manifestación de Dios hecho niño a todas las gentes del resto del mundo no judío. Los Magos, que representan a los gentiles reciben la Nueva Buena, el líder del pueblo escogido rompe las barreras fronterizas y se da a conocer a la tierra entera en la figura de aquellos Reyes, universaliza su abrazo de amor y amplía el pacto de salvación de su pueblo a toda la tierra. Así, los paganos, de dioses indefinidos, pasamos de la esclavitud a la libertad, de la orfandad a la filiación divina y del frío de una deidad cosificada al cálido Dios de amor. Nunca jamás nos podríamos imaginar que un indefenso niño aportaría tan infinitos y gratuitos beneficios a la universalidad de los seres humanos, que, por ello y sin saberlo, adquirieron los derechos que antes estaban reservados solo y exclusivamente a un reducido grupo, pueblo elegido, que no supo ver y aceptar el favor de la salvación.

Pero sobre todo de los Reyes Magos debemos tomar ejemplo para salir de nuestras acomodadas vidas y acercarnos a Dios. Al igual que ellos deberíamos sentir la necesidad de acudir a Dios. Dice el papa Francisco que “…ellos, los Magos, nos dan un testimonio de disponibilidad ante la llamada de Dios y de perseverancia pese a las dificultades, la oscuridad, el engaño y las cosas terrenales que nos atan...”


Pedro José Martínez Caparrós

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