Toda madre es transparencia
del amor,
es hogar de ternura,
es fidelidad que no abandona,
porque una verdadera madre ama
incluso cuando no es amada.
es hogar de ternura,
es fidelidad que no abandona,
porque una verdadera madre ama
incluso cuando no es amada.
¡María es la Madre!
En ella, la feminidad no tiene sombras,
y el amor no está contaminado por rebrotes de egoísmo
que aprisionan y bloquean el corazón.
María es la Madre.
Su corazón permanece fielmente
junto al corazón del Hijo
y sufre y lleva la cruz,
y siente en la propia carne
todas las llagas de la carne del Hijo.
María es la Madre,
y sigue siendo Madre:
para nosotros, por siempre.
y sigue siendo Madre:
para nosotros, por siempre.
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