¿Qué
está pasando? Somos millones los contrariados y algo ahoga nuestro clamor de hermandad.
No sé cómo calificar a quienes portan a sus espaldas el odio a lo católico. Los
ateos y paganos de turno con sus maléficas risas, se han instalado en nuestras
instituciones, iglesias, en nuestra fe.
¿Por
dinero, envidia, complejo, maldad? me da igual, pero me asalta una pregunta:
¿Por qué se permitió? Adoctrinan a un país contra Dios.
Dios
lo ve, lo sabe y nos une más que nunca, pero también nos dice ¡Denunciad!, no
os arrinconéis en vuestras casas, sois mi boca y mis manos:
Yo
escribo, tú haces un periódico, tú un artículo, él un blog, otro reúne firmas,
ellos hacen misas, aquellos rezan, pero… Señor, ¡los malos aumentan!, ¿cómo
pararles?
-“Seguid
mi voluntad con vuestro trabajo y no decaigáis. Sé lo que está por venir, no es
el destino de nada sino Mi ausencia en ellos; os ayudaré y estaré con vosotros
hasta el último día”.
-
¡Y también, muchos inocentes cascan, Señor! (yo a lo mío).
-
“Lo
séeeeeee y en Mí descansan por toda la eternidad. No os preocupéis por ellos
sino por vosotros y hablad de Mí mientras podáis. Es vuestra arma, usadla y
haced honor a ella; Yo os pondré palabras en vuestra boca, Yo usaré las “redes”
y denunciaré el dolor infringido, pero sobre todo, rezad por su conversión… Son
los tiempos que os toca vivir”.
Sin
miedo alguno, pero ¡vaya marronazo de gente!, y además…
-
“Chissssssssss
¡a trabajaaaar!!!”
Emma Díez Lobo
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