viernes, 14 de abril de 2017

¡Claro, ahora!

                                                     

                                           
  
- “Abba Pater, si es posible aparta de Mí éste cáliz, pero que no sea mi voluntad sino la Tuya”. Es lo que dijo Jesús a su Padre, sudando sangre de angustia en el jardín de Getsemaní.  

¡Qué momento más terrorífico! Tan joven, tan triste, tan amante del hombre, tan sólo en aquél Monte, tan amado por muchos de nosotros (¡claro, ahora!).

¿Es que todos somos Israel? Pues me temo que sí, pero, ¡lo siento!, yo ya no quiero ser Israel (¡claro, ahora!)… No me gustan las masas ni un pelo y aquello fue una jauría sublevada y loca.  

¿Quiénes hubiéramos sido nosotros?... ¿Un seguidor de Jesús?, ¿uno que tira piedras, escupe y vocifera ¡Crucifícale, crucifícale!?

Gracias papá, tú siempre me decías: “Tú, hija mía, masa gris. Huye de los que alborotan a la muchedumbre”; y gracias Dios, por haberme traído dos mil años después, lejos en el tiempo y lugar de donde no Te reconocieron.  
   
Espero que los “israeles” se den cuenta de aquella locura y cambien, porque muchos siguen como antes de Venir y Morir. ¡Jopé! Arrampló con toda la maldad humana (firmante de su ejecución) para poder abrirnos el cielo. ¿No es para pensarlo?   

- ¡Sí, piénsalo, Todo Fue Hecho por ti para que NO te condenaras, no por Mí!  

- ¡Qué fuerte! Lo sé y me siento fatal; pero Tú sabes que desde muchos rincones del mundo, Te damos millones de gracias.

- Es cierto y “Estaré con vosotros hasta el fin del mundo” (Mateo 8:20).

- Encima eso, a mi lado todos los días… ¡Eres genial!!!   

- ¡Claro, ahora!, ya os vale…

  Emma Díez Lobo


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