“La Iglesia tiene
necesidad de sacerdotes confiados y serenos por haber descubierto el verdadero
tesoro, ansiosos de ir a darlo a conocer con alegría a todos”. “El Pueblo de
Dios necesita ser guiado por pastores que gasten su vida al servicio del
Evangelio.
Rogad al Señor que mande
obreros a su mies y nos dé sacerdotes enamorados del Evangelio, que sepan
hacerse prójimos de los hermanos y ser, así, signo vivo del amor misericordioso
de Dios”. “No os dejéis anestesiar el alma, sino aspirad a la meta del amor
hermoso, que exige también renuncia, y un “no” fuerte al dóping del éxito a
cualquier precio y a la droga de pensar sólo en sí mismo y en la propia
comodidad”. “¿Qué queréis: vértigo alienante o fuerza de plenitud? ¿Qué
queréis?
Para ser plenos, para
tener una vida renovada, hay una respuesta. Es una respuesta que no se vende,
es una respuesta que no se compra. No es una cosa, no es un objeto. Es una
persona y está viva, se llama Jesucristo”
“Queridos jóvenes, no
vinimos a este mundo a “vegetar”, a pasar por él cómodamente, a hacer de la
vida un sofá que nos adormezca. Al contrario, hemos venido a otra cosa, a dejar
una huella. Es muy triste pasar por la vida sin dejar una huella”. “Nuestra
credibilidad como cristianos depende del modo en que acogemos a los marginados
que están heridos en el cuerpo y al pecador herido en el alma. No en las
ideas”. “El Señor no desea ser temido como un soberano poderoso y distante, no
quiere quedarse en un trono en el cielo o en los libros de historia.
Él ama meterse dentro de
nuestros acontecimientos cotidianos para caminar junto a nosotros” “Me gustaría
poder estar cerca de cada niño enfermo, junto a su cama, abrazarlos uno a uno.
Escucharlo por un momento y juntos guardar silencio ante las preguntas para las
que no existen respuestas inmediatas. Y rezar”.
(Papa Francisco)
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