Debe ser que sólo es “a
vosotros” porque yo no tengo
mucha paz…
Esto dirán millones de personas que lo
pasan fatal y no levantan cabeza: Que si
me falta una pierna, que si no veo ni torta, que si mi amigo padece cáncer, que
si me han echado del trabajo, que si se ha ido a por tabaco y no ha vuelto…
Entonces te preguntas: ¿Dónde la paz de Dios?
¡Pues vaya!!!
¡Pues vaya, no!, ahí está la que Jesús
nos da, justo ahí, en medio de la tribulación. Como lo explicaría…
Esa Paz es grandiosa y especial, tan
especial que el sufrimiento no te hace herida, la agonía deja de existir, el
llanto no desespera… En otras palabras, es otra manera de “sufrir sin sufrir”
porque todo lo has dejado en Sus manos.
Es caminar tras Jesús por la Vía Dolorosa con más alegría que pena
por saber que en cada paso que das “sujetando su cruz”, te irradia la esperanza
de un nuevo amanecer. Es vivir en la fe de sus palabras y entre ellas: La Paz.
Muchos piensan que vivir en paz es
tener una vida cómoda, fácil, despreocupada, sin más “desgracia” que la muerte.
Esto no es verdad, vivir en La Paz de
Dios es recibir de Sus manos todas las medicinas del alma para el sufrimiento. La
otra clase de “paz”, no entra en sus planes, se llama mirar a otro lado...
- “Paz a vosotros” que tenéis un corazón de
carne.
Emma Díez Lobo
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