“Nunca podrá haber
pastoral vocacional, ni misión cristiana, sin la oración asidua y
contemplativa”
“No hay lugar para el
temor: es Dios mismo el que viene a purificar nuestros «labios impuros»,
haciéndonos idóneos para la misión: «Ha desaparecido tu culpa, está perdonado
tu pecado. Entonces escuché la voz del Señor, que decía: “¿A quién enviaré? ¿Y
quién irá por nosotros?”. Contesté: “Aquí estoy, mándame».
“Quien quiera vivir con
dignidad y plenitud no tiene otro camino más que reconocer al otro y buscar su
bien”
“La vida se acrecienta
dándola y se debilita en el aislamiento y comodidad. Madura a la vez que nos
damos a otros”
“Todos tienen el derecho de recibir el
Evangelio y los cristianos tienen el deber de anunciarlo sin excluir a nadie”
“La Iglesia está llamada a ser siempre la casa
abierta del Padre. Que nadie encuentre la frialdad de una puerta cerrada porque
es la casa paterna donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas” “La
cultura del bienestar nos anestesia”
“Dios no se oculta a
aquellos que lo buscan con un corazón sincero, aunque lo hagan a tientas, de
manera imprecisa y difusa”
“Estamos llamados a ser
personas-cántaros para dar de beber a los demás. A veces el cántaro se
convierte en una pesada cruz, pero fue precisamente en la cruz, donde
traspasado, el Señor se nos entregó como fuente de agua viva. No nos dejemos
robar la esperanza”
“Qué bueno es que los jóvenes sean callejeros
de la fe, felices de llevar a Jesucristo a cada esquina, a cada plaza, a cada
rincón de la tierra”
Papa Francisco
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