¿Qué es esto? habla con autoridad
Después del anuncio de la
cercanía del Reino de Dios, Jesús empieza a explicar con sus palabras y con
signos en qué consiste esta cercanía del Reino. La primera intervención tiene
lugar en la sinagoga de Cafarnaún, donde enseña con poder y con su palabra libera
a un endemoniado. El relato subraya que los oyentes se admiraban de este tipo
de enseñanza y del poder de su palabra: Habla
con poder. Manda a los espíritus
impuros y le obedecen. De esta forma Marcos invita a los oyentes actuales a
admirarse de la Palabra de Jesús.
Es importante para un
cristiano llegar a admirarse de la novedad de la obra de Jesús que enseña con
autoridad. Jesús no es un maestro del espíritu más, ni un profeta más. Es la
palabra del Hijo de Dios hecho hombre, el profeta escatológico anunciado por
Moisés (primera lectura), expresión del amor de Dios, que quiere reinar en
nosotros y para eso ilumina el camino de nuestra cooperación.
Dios nos ha creado como
seres racionales, capaces de conocer y elegir libremente el camino que hemos de
seguir para llegar a él y conseguir la felicidad. Por ello exige y le agrada
que actuemos siempre racionalmente, conscientes de lo que hacemos. Pero también
hemos de ser conscientes de que la razón natural necesita ayuda, primero porque
puede estar obstaculizada por el corazón y sus inclinaciones negativas. De
hecho solemos pensar con el Visto Bueno del corazón y cuando anidan en él
contravalores, condicionan un juicio recto de la razón. Por otra parte, el
campo de la razón está limitado a la inmanencia, por lo que debe estar abierto
a la transcendencia. Cuando se da esta apertura, no hay oposición entre razón y
revelación. Con la vista natural puedo ver una gota de agua, con un microscopio
veo la misma, pero mucho mejor; con la vista natural veo en el firmamento
puntos luminosos, con un telescopio veo lo mismo, pero mucho mejor. En ambos
campos, inmanente y transcendente, se sitúa la enseñanza de Jesús, hablándonos
del Reino de Dios y de nuestra cooperación. Por ello es un elemento importante
en la construcción del Reino.
El Evangelio de hoy invita a valorar su enseñanza con poder. “Enseñar con poder” quiere decir dos cosas: en
primer lugar, se refiere a su origen,
Dios (“Poder” es una designación de Dios cf.
Mc 14,62); es por tanto la enseñanza verdadera, la auténtica, la que
conduce a la plena realización. Esto contrasta con el modo de enseñar de la
época en que los maestros enseñan en nombre de otros maestros célebres y se
limitan a transmitir sus enseñanzas. Jesús en cambio habla de lo que “ha visto
y oído junto al Padre” (Jn 5,19.31). En segundo lugar, significa que es una
enseñanza eficaz, que capacita para
realizar su contenido al que la acoge con buena voluntad para librarse de los
“espíritus inmundos” que lo poseen (odio, egoísmo, envidia...), frutos de
Satanás. La enseñanza de Jesús siempre
es factible.
El contenido de su
enseñanza es cristológico, porque realmente enseña cómo seguirle a él para
acoger la invitación al Reinado de Dios. Él es la Palabra que nos dirige el
Padre (Jn 1,1) y sus enseñanzas son
explicitaciones de su ser y su vida. El cristiano no es el que conoce unas
enseñanzas sobre Jesús y su doctrina sino el que se une vitalmente a Jesús y
encarna su doctrina en su vida.
Desde esta perspectiva
los medios para ser discípulos de Jesús-Maestro son aquellos que ayudan a
conocer a Jesús y vivir como él. Es
importante la Biblia, leída y orada en el contexto de la Iglesia, su auténtica
depositaria. La práctica de la Lectio
Divina ayudará a familiarizarse con ella. No se trata de ser especialista
en la Biblia sino de conocer y asimilar cada vez mejor la enseñanza de Jesús y
crecer en la unión con él.
Otro medio importante es la Liturgia de la Palabra en la celebración
eucarística. Una auténtica participación en la Eucaristía implica preparar
adecuadamente las lecturas que se van a proclamar y la respuesta personal que
vamos a dar y que debemos unir al sacrificio de Cristo. Toda celebración
eucarística es un diálogo: Dios nos habla por Jesús (liturgia de la palabra) y
respondemos al Padre por Jesús (liturgia sacrificial).
Dr. Antonio Rodríguez Carmona
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