Los Reyes
Magos, dejaron su confort de vida para ir en busca de la señal que emitía la
estrella. Vivían confortablemente en sus respectivos países, tenían su vida de
estudio e investigación, su familia, su ambiente de alto standing, pues eran
relevantes socialmente. Sin embargo también tenían una gran inquietud, sentían
un ansia irrefrenable de buscar algo superior, querían la excelencia y
dejándolo todo se marchan en su busca. Ellos, probablemente, no sabrían en
concreto lo que buscaban, pero las señales del cielo eran inequívocas para
ellos y se ponen en marcha. Tienen una gran fe en sus estudios e
investigaciones y lo arriesgan todo por esta causa.
Por tanto los
Reyes Magos deben de ser un ejemplo a seguir para el género humano en general y
concretamente para cada uno de nosotros. De ellos tenemos que aprender a
sacrificar cierto estilo de vida confortable y segura, a arriesgar por tener fe
en nuestro propio proyecto de vida, en nuestras convicciones, a ser
consecuentes con nuestros propios pensamientos y llevarlos a la práctica aunque
sea con el sacrificio y la incomodidad que conlleva tal decisión.
Hoy también
vienen a nosotros gentes de otras tierras. Unos, en familia o en grupos sociales
para alejarse de la hambruna, de las guerras, de las persecuciones por sus
ideas políticas y, lo que es peor, por causa de sus creencias religiosas.
Otros, dejando, con todo el dolor de su alma, a sus seres queridos en sus
países de origen y, arriesgando su vida, se adentran por los desiertos e ignotos
caminos a través de otros países en busca de una vida mejor. Pero unos y otros
con la fe de encontrar, metafóricamente hablando, su portal y su niño que
adorar. Aquellos sí vieron cumplido su deseo y encontraron lo que buscaban, pero
estos lo que encuentran las más de las veces es, además de la fatiga del camino
y el rechazo de la soledad de destino, la muerte en demasiadas ocasiones.
Pero el
verdadero sentido de esta fiesta para el cristiano es la manifestación de Dios
hecho niño a todas las gentes del resto del mundo no judío. Los Magos, que
representan a los gentiles reciben la Nueva Buena, el líder del pueblo escogido
rompe las barreras fronterizas y se da a conocer a la tierra entera en la
figura de aquellos Reyes, universaliza su abrazo de amor y amplía el pacto de
salvación de su pueblo a toda la tierra. Así, los paganos, de dioses
indefinidos, pasamos de la esclavitud a la libertad, de la orfandad a la
filiación divina y del frío de una deidad cosificada al cálido Dios de amor.
Nunca jamás nos podríamos imaginar que un indefenso niño aportaría tan infinitos
y gratuitos beneficios a la universalidad de los seres humanos, que, por ello y
sin saberlo, adquirieron los derechos que antes estaban reservados solo y
exclusivamente a un reducido grupo, pueblo elegido, que no supo ver y aceptar
el favor de la salvación.
Pero sobre
todo de los Reyes Magos debemos tomar ejemplo para salir de nuestras acomodadas
vidas y acercarnos a Dios. Al igual que ellos deberíamos sentir la necesidad de
acudir a Dios. Dice el papa Francisco que “…ellos, los Magos, nos dan un
testimonio de disponibilidad ante la llamada de Dios y de perseverancia pese a
las dificultades, la oscuridad, el engaño y las cosas terrenales que nos atan...”
Pedro José Martínez
Caparrós
No hay comentarios:
Publicar un comentario