Cuando
“decides” que Jesús es tu vida y a Él te entregas… Qué triste Señor que te
vuelvan a traicionar ¡Oh Judas! Ni tu vil recuerdo hace cambiar la mente de muchos.
¿Cómo
es posible la traición? Lo es una y mil veces. Ya el pecado no es simplemente
pecado sino traición apostólica: Dinero, placeres, vanidad… La vida a pesar de
su “corto tiempo”, siempre querrá llevarte por donde no debes y más aún si eres
de Dios. Es lo que tiene ser de Dios, te dedicas a Él y el maligno se dedica a
ti… Entonces, cierra los ojos, apartarte
del mundanal ruido y ORA, ORA sin parar; no hay mejor imagen y ejemplo que la
de Jesús en el desierto… Vencerás, venceremos.
Jesús
oraba todos los días y lograba el triunfo. Los Judas, no lo hacen y “se van”
con el maligno, ellos lo saben… Unos se arrepentirán y otros arrastraran con
ellos almas débiles en la fe. ¡Una tenebrosa desgracia!
Se
crucifica a Dios cada día con pecados y traición. Me da una pena terrible: Por
Él, porque vino a salvarnos de la condena; por nosotros, porque podemos
elegirla por incrédulos.
No
quiero pensar en los Judas que juraron fidelidad a Dios; pero hasta el último
segundo de vida, confesando la miseria, actúa la Misericordia.
Fortalezcamos
el alma y no habrá traición aunque sí pecado, porque a por pecadores pasó por
la tierra. “No necesitan médico los sanos…” (Mateo 9,9-13).
Recemos
mucho por los ministros de Dios y por la fe.
Emma Díez Lobo
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