Cuando ya nos vamos acercando a la Semana Santa, deseo animaros a
todos a que nos preparemos para vivirla con una actitud creyente y
sincera que nos ayude a descubrir su permanente y profundo significado.
En la Semana Santa hacemos memoria de los acontecimientos centrales
de nuestra fe. El Misterio del Amor más grande se presenta ante nosotros.
Ojalá sean días auténticamente santos que nos ayuden a descubrir el
rostro verdadero de un Dios que es Amor y que entrega su vida para que nosotros
tengamos «Vida en abundancia» (Jn 10,10).
Desde muy pronto, la fe del Pueblo de Dios ha unido a las celebraciones
de la Semana Santa cristiana expresiones religiosas populares
que, con las características propias de cada tiempo y lugar, reconstruyen
lo que aconteció en Tierra Santa hace casi dos mil años. Os invito a participar
en las celebraciones litúrgicas de la Catedral o de las parroquias y
a asistir a las procesiones que estos días recorrerán las calles y plazas
de nuestras ciudades y pueblos, organizadas con esmero y particular
piedad y belleza por las distintas Cofradías y Hermandades
de nuestra diócesis.
Hoy quiero dirigirme
más concretamente a todos los que vais a dedicaros de modo especial a
preparar las celebraciones de esos días, porque estáis comprometidos
en la diversidad de manifestaciones que dan vida, hondura y colorido
a la Semana Santa. Me vienen a la memoria los cientos de cofrades que
vais a procesionar durante unas horas en público, pero que ya venís
preparándolo a lo largo de muchos meses. Deseo recordar también a
quienes vais a realizar representaciones vivientes de la Pasión, por
el esfuerzo y la profunda reflexión que lleva consigo. Otros muchos
estáis preparando viacrucis, y horas santas, o estáis planificando
monumentos y vigilias, o estáis recuperando canciones tradicionales.
Cuando observamos esta diversidad de actos y de iniciativas no puedo
menos de admirar la fecundidad de la fe para traducirse en formas tan
diversas y variadas. Y tampoco puedo dejar de valorar la sensibilidad
de tantos creyentes que no sólo viven de modo individual su fe sino que
contribuyen con generosidad para que todos nosotros podamos experimentar
la riqueza humana y espiritual que procede de la Redención de Cristo.
En nombre de
toda la diócesis os agradezco vuestro esfuerzo y vuestra constancia.
Os felicito por vuestro servicio a la Iglesia y a la sociedad. Os animo
a seguir cultivando ese compromiso. En todo ello se muestra la vitalidad
de nuestra Iglesia burgalesa. Gracias a tantos de vosotros la fe se
hace visible en el espacio público. Y vosotros, más incluso de lo que
pensáis, os convertís en apóstoles y en evangelizadores. Sois testigos
de que la fe se vive comunitariamente y se encarna en formas culturales
que tocan el corazón y enriquecen la imaginación de quienes lo observan.
Sabéis también que son muchas las personas que se acercan, especialmente
en estas fechas, a las distintas formas y manifestaciones de la religiosidad
popular. Pueden llegar atraídos por distintos valores y motivos.
Pero, sin duda, la religiosidad popular será para ellas un signo y un
vínculo que les una a la Iglesia y a la Verdad cristiana. Deseo recordaros,
aunque lo sabéis muy bien, que todo cuanto hacéis recibe su sentido de
una fe auténtica y sentida. No dejéis de formaros en la fe y de ejercer
la caridad con los más necesitados. Ello contribuirá a la belleza y
a la creatividad de lo que hacéis durante los próximos días.
Como sabéis también el Papa Francisco alaba enormemente la piedad
popular. En ella, dice, está presente una auténtica vida teologal, que
llega a denominar «mística popular». Además destaca que es un acto
de inculturación de la fe, un gesto evangelizador, porque encarna
la fe en la cultura del pueblo sencillo y porque «conlleva la gracia
de ser misionera». «Las expresiones de la piedad popular, nos dice en
la Evangelii Gaudium, tienen mucho que enseñarnos
y, para quien sabe leerlas, son un lugar teológico al
que debemos prestar atención, particularmente a la hora de pensar la
nueva evangelización» (EG 124-126).
Que la gracia
de Dios nos ayude para que esta próxima Semana Santa sea para todos una
experiencia viva de fe y un testimonio evangelizador. Que acompañemos
a Jesús en su camino hacia el Calvario para celebrar también con Él el gozo
de su Resurrección.
+ Fidel Herráez
Arzobispo de Burgos
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