"Alegra el alma de
tu siervo pues la levantó hacia ti"
Bienaventurado aquél
que en un mundo en el que "donde las dan las toman" se deja levantar
por el Señor sometiendo así toda rencilla y venganza que alimentamos en
nuestro corazón y que llegan a ser cadenas pesadísimas que nos arrastran al polvo.
Por el contrario Jesús, Camino, Verdad y Vida nos atrae y conduce a la Fuente
de la Vida que es el Padre.
Es cierto que vivimos,
siempre ha sido así, en una sociedad violenta. El ansia de tener, de dominar o
burlarse del que no piensa como nosotros nos mueve a desencuentros que provocan
malestares profundos y enemistades que no son en absoluto evangélicas por mucho
que la Mentira que habita en ti pretenda justificarlas.
¿Y, cómo volar por
encima de esta condición tan rastrera que a todos nos alcanza? ¡Con las alas del
Evangelio! Sí, solo el Evangelio de Jesús engendra en el hombre esa Libertad,
SÍ, con mayúscula, que nos permite decir con el salmista: "Tu paz rescata
mi alma" (Sal. 55,19) El salmista profetizó la paz que solo Jesús nos
puede dar (Jn 14,27)
P. Antonio Pavía.
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