Leen “a su manera” sin contradecir a sus antiguos escribas y sacerdotes, por cierto, lejos de Dios por ocultar la verdad a su pueblo descrita en los Textos Proféticos: Nacimiento, Muerte y Resurrección del Hijo de Dios.
¿Perder el Poder
religioso? A eso no estaban dispuestos y continuaron con su enrevesada
interpretación de la Torá o el Talmud (tradición oral), “cercenando” Salmos y
Profecías cumplidas en Cristo.
Malaquías, Isaías,
Daniel, Zacarías, Ezequiel, Miqueas… Todos hablan del Mesías tal y como
sucedió, pero los judíos dicen que no, que no hay nada cumplido... ¡Madre mía!,
me viene a la cabeza el llanto de Jesús en el “Dominus flevit” (en el Monte
de los olivos) por su querido Jerusalén.
Deberían Leer los
Evangelios aunque fuera por curiosidad… Es triste oír a un judío que te diga
que no sabe quién es Jesús. Hasta hoy su pertinaz incredulidad consentida, hasta
hoy… Y les da completamente igual. Decía San Gregorio que “Un poquito de jerga es todo lo
que se necesita para imponerse a la gente. Cuanto menos comprendan, más
admiran” ¡Pobres!!!
Me pregunto qué pensarán
de los milagros en el catolicismo. Claro que sin reconocer a María Virgen, ni al
Hijo de Dios, difícil enterarse de alguno.
¡Cuánta obcecación
y menudo susto se están llevando cuando se encuentran con Jesús después de
dejar este mundo!; y ¿cuándo se cumpla el Apocalípsis de Juan? Ufff… Se les
acabó de cuajo el seguir “erre que erre” anclados en Moisés y últimos Profetas.
Recemos por ellos
aunque ellos no recen por nosotros.
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