Aunque no lo creáis
también ellos son de Dios…
Se nos acercó un objeto
no identificado de esos que andan por el cielo y se ven de vez en cuando. Sí, era
plateado, redondo y con ventanitas a su alrededor.
El reloj marcaba las
11:30 de la mañana en vuelo regular al Aaiún. Un cielo despejado con “sol y
moscas” (argot de vuelo) y un Dios que aseguraba llegar sanos y salvos a
tierra. Las oraciones surgen en cabina como el estupor y la impotencia ante las
intenciones del “intruso”. Aquello era impredecible y los pilotos comerciales carecen
de normas específicas a seguir en estos casos.
Aquél día, a 15
minutos del aterrizaje este “ovni” asedió al Fokker-27 por el lado izquierdo
del ala -flota en la que estuve destinada como azafata de vuelo-. El avión y el
“plato al revés” volaban a la misma altura y misma velocidad de crucero; demasiado
claro y demasiado cerca, no era habitual…
Dios veía cómo
aquellos “tipos” imitaban todos los movimientos del avión. Si el Fokker subía o
descendía “ellos” lo hacían; si giraban a izquierda o derecha “ellos” también; si encendían luces, “ellos” las
suyas de varios colores en todo su perímetro.
La tripulación atónita
entró en pánico con el jueguecito de los intrusos, pero Dios siempre está
cuando se Le aclama y “dijo al
Comandante: Anda vuélvete que estos
se me han colado y no es plan”. Y así fue que el Comandante con un ¡Dios
mío!, no siguió adelante. Se comunicó al pasaje que por razones técnicas había
que volver a la Base. Inmediatamente dio la vuelta y la “nave redonda” también giró
acompañando al avión, pero a los pocos minutos se apartó, y en vertical desapareció
en el inmenso azul del cielo.
El Todopoderoso sabe
muy bien lo atrasados que estamos aún para encontrarnos con estos “adelantados”
a nuestro tiempo, que por cierto, cuando
sucede, los sustos son de órdago…
Yo me preguntaba si
eran hijos de Dios… Y sí, lo eran. Él construyó todas las galaxias y toda inteligencia
con unas leyes a su criterio que el hombre va descubriendo. Nosotros algún día volaremos
en naves redondas o cuadradas sorteando la gravedad y Dios, Dios siempre será
el mismo por mucha evolución que haya. Él es el Alfa y Omega de todo lo creado.
Emma Díez Lobo
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