Marcos nos ofrece la
confirmación de la llamada de Jesús a Andrés y a Pedro que vimos el domingo
anterior.
Esta llamada encierra
una Promesa que sólo Dios puede cumplir; Jesús les dice: " Venid conmigo y
yo os haré llegar a ser pescadores de hombres".
Jesús no les presenta
ni programa ni condiciones. El Evangelio no es un manual de perfección sino el
Gran Don del Señor con el que forja nuestro seguimiento y discipulado.
El Discipulado no es
obra humana, por muchas renuncias que te impongas, es una obra de Dios de tal
magnitud que llega un momento en el que pones tu vida en sus manos… y esto no
lo haces porque hayas llegado a una perfección inaudita sino porque por medio
del Evangelio que vas asimilando, sin fanatismos neuróticos
El alcanzará para ti la
Plenitud. En definitiva uno que desea seguir a Jesús prescinde de programas,
que al final los ha trazado él y deja a Dios actuar en él; le deja las
manos libres para que cree en el Discipulado.
Quizás el mayor
problema de mucha gente aparentemente buena y hasta comprometida es que el
Evangelio de Jesús es ¡El Gran Desconocido para su alma!
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com
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