https://youtu.be/Clo3W09qmOI
¡Déjame ver tu Rostro!
Dijo Moisés a Dios. Él le respondió: "Hay un lugar junto a mí... podrás
ver mis espaldas, pero mi Rostro es inaccesible"(Ex 33,18-23).
Partamos con temblor
sagrado estás palabras... "Puedes ver mis espaldas pero no mi
Rostro". Sabemos que el Antiguo Testamento se abre paulatinamente hacia su
Plenitud que es Jesús. Gracias a Él, Dios conocido de espaldas -la ley- nos va
mostrando su Rostro.
En su primera Carta
Juan nos lo hace saber: "Lo que existía desde el principio, lo que hemos
oído, lo que hemos visto con nuestros ojos... os lo anunciamos”; la Vida Eterna
que estaba vuelta -de espaldas- al Padre se nos ha manifestado (1Jn 1,1-2).
San Pablo certifica que
podemos ver a Dios con los ojos del corazón (Ef 1,17-18). Falta aclarar cuál es
ese “lugar junto a mi“ del que hablo Dios a Moisés... Nos lo da a conocer Juan…
"Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y..." (Jn 19, 25-27)
P. Antonio Pavía
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