lunes, 25 de enero de 2021

Yo Te entiendo

                                                                 

        No solo Te entiendo, Señor, sino que Te comprendo. Sé, que aunque la humanidad te pida que termines con esta pandemia, no lo vas a hacer porque tus leyes impuestas a la  naturaleza y a todo el universo, no las vas a violar, como tampoco la libertad que otorgaste al hombre.   

Esta plaga pasa delante de tus ojos y sufres más que nosotros. Tú no nos creaste para morir en vida pero el hombre elige matar o suicidarse…          

No hay ignorancia sino necedad, intención… Y por eso y por mucho más, viniste a la tierra como consuelo de inocentes. El mundo ha de recordar que Tú también sufriste la maldad “pandémica” de tu pueblo llevándote a la Cruz y… Dios era Tu Padre.  

Es humano pedir el milagro por cada uno que enferma, pero así no funciona Dios; si suprimiera el dolor y la adversidad, nos faltaría la alegría y el bien y entonces ¿Para qué el alma?, ¿para qué venir a la tierra?, ¿para qué su Palabra? El discernimiento es exclusivo de la conciencia y la conciencia del alma.     

Y Dios se implicó por ellas con su Vida. Nos dio armas para el consuelo y su hombro para llorar ¡Cuántos con nombre y apellido!, pero no dijo: “A partir de hoy, milagros para aburrir” Pues NO. El Padre Damián, Santo de Dios, murió contagiado de lepra en Molokay…

La Biblia cerrada mora en millones de hogares, solo hay que abrirla para Leer las Bienaventuranzas y entender a Dios.       

 Emma Díez Lobo       

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