¡Oh! tierra de
nadie porque de nadie y de todos es la tierra de los hijos de Dios. Desierto de
almas pero tan lleno de corazones que no hay lugar en el mundo que encierre más
amor.
Sí, todos vamos,
días, meses, años... Aún sabiendo que ninguno pasó por el Camposanto.
Cuando Jesús resucitó
a Lázaro -un hombre como nosotros- nos dio una prueba de vida; me pregunto por
qué no lo pensamos. Nos arrastra la angustia por el hecho de no verles... Y
honestamente creo que si les preguntáramos si les gustaría volver, ninguno lo
haría porque su conciencia de VIDA ahora es más grande que la que aquí
tuvieron.
“Cruzar” Puertas
Santas por ellos, es el mayor regalo que podemos ofrecerles para que en un
“plis” se muden a la ciudad eterna de jaspe y oro (la describe Jn y es veraz).
Señor si pudieras
hacer algo “parecido” a lo hecho con Lázaro para verles caminar aunque fueran
del color del viento, sería genial; ya sé que es una bobada mía pero Tú lo
puedes hacer real en nuestra mente, nosotros no.
- ¡CREE! Y les verás
vivos en tu corazón y no como un recuerdo del pasado sino vivos como Yo en la
actualidad.
- Y ¿Qué hacen, nos
ven?, pregunta más tonta imposible.
- ... Anda y reza
que lo necesitan para que su felicidad sea completa, y no te preocupes, están más
cerca de Mí de lo que nunca estuvieron.
Emma Diez Lobo
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