Quizás
de niño Zaqueo tuvo el deseo de ser alguien importante en Jericó y consiguió
ser jefe de publicanos. Es cierto que estos no eran bien vistos, pues
recaudaban impuestos al servicio de Roma, pero tenían sus amigos con los que
alternaban.
Un
día Jesús llega a Jericó. Todos salen para verle, Zaqueo también, pero ve que
la calle está abarrotada. Si la razón por la que quería ver a Jesús fuese
simplemente por curiosidad o algo parecido se hubiese vuelto atrás pero no;
Zaqueo ha conseguido ser alguien ante los demás y le parece escaso; quiere ser
alguien ante Dios y por eso rompe con todo respeto humano y se sube a un árbol
pues era bajo de estatura. Al subir al árbol se expuso a la burla de todos. Me
imagino a Zaqueo, nervioso y casi arrepentido de lo que está haciendo. Ve
acercarse a Jesús y piensa que con tanto bullicio no va a reparar en él.
Jesús
se va acercando. Nuestro amigo es un manojo de nervios hasta que Jesús llega
donde él le mira a los ojos y le dice: ¡Zaqueo hospédame en tu casa!
Sin
palabras, sin comentarios… o sí: todos los buscadores de Dios han tenido su
experiencia; muy parecida a la de Zaqueo.
P.
Antonio Pavía
https://comunidadmariama.blogspot.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario