lunes, 1 de noviembre de 2021

La diminuta fe

 

                                                                            

 ¡Qué ridícula “porfa”! Pues bien sabe Dios que no depende de nosotros su aumento.

-Señor ¿Puedes ampliar nuestra birria de fe? Mira que Te lo pedimos y no nos hemos vuelto San Franciscos...  

- Ni os volveréis; Santos hay “cuatro” y tú eres del mundo mundial, estás al final de mi lista como ves, pero con mi ayuda podré ponerte la penúltima de los renglones.

- ¡Pues vaya, qué consuelo!... Y ahí estoy intentando hacer un “Tomás” (dedo en llaga), pero como eso no puede ser, no hay manera de subir un regloncito...       

- Pero vamos a ver, ¿No dije Benditos los que creen sin ver? ¡No escucháis! La Fe se acuna en el corazón con el milagro de la Eucaristía y los Evangelios; tenéis la misma suerte que los Santos que tampoco me vieron pero se dejaron caer en Mí, en cambio tú te resistes.   

- Es verdad, a veces es como si oyéramos llover y después cuando pasan cosas, no entendemos nada... ¡Madre mía es que es así!   

- Y tanto, ni siendo repetitivo ponéis el oído ¡La sordera hija, la sordera!, pero no te desanimes, muchos ya han subido renglones y renglones hay para aburrir. Desde el Altar te doy la mano para escribir tu nombre un poco más arriba ¡No te sueltes pase lo que pase!

A ver si me agarro bien, aumenta mi Fe y no me voy “patrás” por tonta, que la Fe es confianza aunque muramos, aunque nos falten las manos.

 Emma Díez Lobo

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