Dos discípulos de Jesús, desanimados y tristes abandonan el grupo de Apóstoles. Estaban decepcionados de Jesús, porque Satanás padre de la mentira (Jn 8,44) les había hecho creer que el Mesías establecería el Reino de Israel y que ellos tendrían un gran puesto en él. Jesús que es el Buen Pastor sale a su encuentro; ¡no está dispuesto a que sus ovejas se pierdan, se les une en su “huida “y les dice! ¡Necios de corazón! Bien sabéis por las Escrituras que el Mesías debía de padecer, ser condenado a muerte y resucitar, pero no habéis creído en ellas. Al llamarles necios de corazón les está recordando la denuncia del salmista: "Dice el necio en su corazón: ¡Dios no existe!
Abierta, para curarla, la herida de su incredulidad, les va interpretando-partiendo la Palabra que les regenera. Llegados a Emaús, Jesús, que, por nuestra libertad, quiere que la última palabra sobre el Discipulado la tengamos nosotros, hace ademán de seguir adelante, pero los dos le retienen: ¡¡Quédate con nosotros!!
P. Antonio Pavía
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