sábado, 15 de abril de 2023

¡¡Señor mío y Dios mío!! Dom. II Pascua (Jn 20,19-31)

 

En este Evangelio, Jesús Resucitado se aparece a sus discípulos llenándoles de alegría. Han sido demasiadas horas de zozobra e incluso miedo. La Paz de Jesús desciende sobre ellos y la penumbra de sus corazones da paso a la Luz podríamos decir que también a la Fiesta, pero no...falta Tomás. Cuando llega este, por más que todos le dicen: ¡Hemos visto al Señor!, se resiste a creer.

 Ante esta situación los Apóstoles llenos de Sabiduría deciden esperar a que Jesús les visite de nuevo.

 Resumo el encuentro. Tomas reconoce en las heridas visibles de Jesús el precio de su conversión y salvación (Ap 5,9) Entonces desde su corazón hasta sus labios brotó como Manantial de Vida la mayor confesión de Fe en Jesús que tenemos en el Evangelio: ¡Señor mío y Dios mío!, declaración que revela la mutua pertenencia entre Jesús y el discípulo y la del discípulo con Él, el Buen Pastor que salió en su búsqueda en sus noches de dudas y tinieblas.

 Prestemos atención: Gracias a la confesión de Tomás, cuantas veces los Apóstoles, desalentados por tantas pruebas y sufrimientos en su predicación del Evangelio (1 Pe 4, 12- 14) se recogerían sobre sí mismos buscando la Fortaleza en Jesús diciéndole: ¡Señor mío y Dios mío!.

 Damos gracias a Dios por Tomás ya que al igual que él, nos nace gritar a Jesús en nuestras pruebas y tinieblas: ¡Señor mío y Dios mío! 

  

P. Antonio Pavía

comunidadmariamadreapostoles.com

 

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