El "Hemos visto y oído" de Pedro y Juan ante
el Sanedrín trasciende por completo la experiencia sensorial. La Gracia de Dios
que configura el Evangelio activa lo que los Padres de la Iglesia llaman “los
sentidos del alma". Es la Gracia creadora que nos permite sondear el
Misterio de Dios oculto en el trasfondo de las palabras de Jesús como bien
sabían las primeras generaciones de cristianos.
Leemos el
testimonio de San Melitón Obispo de Sardes, siglo II. "La ley se convirtió
en la Palabra y de antigua se ha hecho nueva. El mandamiento se transformó en
Gracia..." Por eso San Pablo hablará del “Evangelio de la Gracia” (Hch
20,24) y también del Evangelio " que es Fuerza de la Salvación de Dios..."
(Rm 1,16).
O sea que es
Fuerza y Gracia de Dios que nos capacitan para ser discípulos de Jesús, cuyas
palabras son como dijo Pedro, movido por el Espíritu Santo..."
Palabras de Vida Eterna " (Jn 6,68) El mismo Pablo dirá que su predicación
del Evangelio era un Anuncio que " ni el ojo vio, ni el oído oyó jamás."
(1 Co 1,9) Sin duda Pablo era consciente de que su predicación salía del
corazón de Dios hacia su boca, y de su boca al oído de quienes le escuchaban.
Hemos visto y oído a Dios con los sentidos del alma: he
ahí el sello Divino de los que saben escuchar la Palabra de Dios. ¡¡Se
escucha...!! ¡¡Con todo el corazón y con toda el alma!! (Dt 30,2).
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com
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