lunes, 17 de abril de 2023

Partiendo la Palabra Hemos visto y oído

 

Testigos fidedignos de la muerte y resurrección de Jesús, los Apóstoles impulsados por el Fuego del Espíritu Santo sienten el impulso irresistible de anunciar el Evangelio a todos los pueblos empezando por Jerusalén.

 Muchos judíos, incluso sacerdotes y escribas acogen su predicación lo que provoca un gran malestar en la cúspide religiosa de Jerusalén que deciden llevar a juicio a Pedro y a Juan. En el juicio los miembros del Sanedrín les prohíben seguir anunciando a Jesús Resucitado pues ponían en evidencia su gran error al condenarle a muerte. La respuesta de Pedro y Juan a estos "letrados" de las Escrituras no tiene desperdicio:

 "No podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído" (Hch 4,20). Está es la Fuerza Divina de la misión de la Iglesia. No se basa en una serie de tratados, documentos o tesis sino en lo que vieron y oyeron del propio Jesús a pesar de los miedos, dudas, debilidades e incluso negaciones que les golpearon en su condena y muerte en la Cruz. Todo ello quedó atrás, muy atrás cuando le vieron y oyeron en su resurrección... y al constatar que no les pidió cuentas, no siquiera a Pedro de sus cobardías y deserciones.

 Han pasado 2000 años y la Misión de la Iglesia es más vigente que nunca. En un mundo que "ama más las tinieblas que la luz" (Jn 3, 19-20) anunciamos la Vida y Espíritu que afloran en las palabras de Jesús (Jn 6,68) a los hombres, no para maniatarlos sino para que se abran a la mayor e inmortal dignidad que un hombre puede llegar a tener: ¡Llegar a ser hijo de Dios! (Jn 1,12).

  

 

P. Antonio Pavía

comunidadmariamadreapostoles.com

 

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