miércoles, 12 de abril de 2023

Partiendo la Palabra Resucitó ll (Jn 5,24)

 

 

En el texto anterior vimos a Jesús enviando a sus discípulos a todas las naciones para " engendrar " discípulos suyos por la predicación del Evangelio.

 Respecto a la primera generación de discípulos de Jesús, nos fijamos en Pablo, llamado directamente por Él e instruido en el Discipulado por la comunidad de Damasco presidida por Ananías. (Hch 9,1-20). Pablo empieza a predicar el Evangelio de Jesús y enseguida sufre el descrédito y persecución   por parte de aquellos que antes tanto le admiraban, pero no se desanima, al contrario, se siente orgulloso de poder sufrir por causa de Jesús a quien tanta ama. Bien sabe que su vida no está en manos de quienes le odian, sino en las de Jesús que le rescató de tantas vanidades. 

  Leamos sobrecogidos la confidencia que hace a su compañero de misión Timoteo: "No te avergüences pues, ni del testimonio que has de dar de Jesús, ni de mí, su prisionero - está en la cárcel - al contrario, comparte conmigo los sufrimientos del Evangelio. (2 Tm 1,8).

  Nos preguntamos: ¿De dónde le viene a Pablo y a todos los que predican el Evangelio de Jesús, tanta Fuerza en la tribulación?  Pablo nos lo aclara en el mismo pasaje. “…Por este motivo padezco estos sufrimientos, pero no me avergüenzo: sé bien en quien he puesto mi confianza." (2 Tm 1,12). Sucede que Pablo vive ya las primicias de su resurrección gracias a Jesús Resucitado (Jn 5,24).


  

P. Antonio Pavía 

 comunidadmariamadreapostoles.com

 

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