Ante la Semana Santa, teniendo sobre todo
presente el Triduo Pascual, contemplamos sobrecogidos el Misterio del
Amor de Dios, su entrega por medio de su Hijo a la muerte para nuestra
glorificación.
Entramos balbucientes en este Misterio a la luz del
testimonio sublime y de incalculable valor que nos brinda el Apóstol Pablo
acerca de la Pasión del Señor Jesús: " ...Estoy crucificado con Cristo y
no vivo yo, es Cristo quien vive en mi... me amó y se entregó por mi "
(Gal 2,19-20) Solo una persona arrebatada por un Amor que no es de este mundo
podía ofrecernos un testimonio así.
Al decirnos Pablo que está Crucificado con Jesús, está
señalando también otros pormenores de su Pasión: Humillado ante todos (Mt
27,15-23) Despreciado por todo Israel (Mt 27,30-44) ...etc. por lo que Pablo
podría añadir: Estoy Despreciado y Humillado a causa de Jesús mi Señor por
quién perdí todas las cosas ... (Fil 3,8).
No hay duda: este es el mayor amor que podemos
profesar a Jesús. Atención, Pablo no fue ningún asceta amargado, que los hay,
al contrario, seguir así a Jesús, fueron su mayor gozo y gloria (Gal 6,14).
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario