sábado, 29 de abril de 2023

Partiendo la Palabra Domingo IV de Pascua (Jn 1,10) Señor, dame tu mano.

 


Evangelio de Jesús, el Buen Pastor. A la luz del Salmo 23 sabemos que quien acoge a Jesús como su Buen Pastor, un día podrá decir como el Salmista: Nada me falta.

 Después de este testimonio, el autor va explicándonos porque no le falta nada. Dice que El Señor le apacienta en prados de hierba fresca; los prados de las Santas Escrituras nos hacen saber San Agustín. Prados de hierba fresca; es decir Palabras de Vida nuevas, jamás oídas, que Jesús nos parte cada día y que provocan estremecimientos en nuestra alma.

 Volvemos al salmista; su Buen Pastor le conduce a las aguas de reposo, a Dios, Manantial de Aguas, vivas como le llama Jeremías (Jr 2,13) Jesús promete que hará brotar en las entrañas de sus discípulos, una Fuente perenne de Agua Viva (Jn 7,37-38) El Salmista añade que su Buen Pastor conforta su alma.  Dios Padre, El Buen Pastor de su Hijo, confortó su alma desolada en el Huerto de los Olivos (Lc 22, 43).

 Todo esto y muchísimo más es lo que nos tiene preparado Jesús cuando le acogemos como nuestro Buen Pastor.

 

P. Antonio Pavía

comunidadmariamadreapostoles.com

 

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