Por la Gracia del Espíritu Santo a sus
consagrados, son ellos los ungidos “Alter Christus, Ipse Christus” (como Otro Cristo, como el Mismo
Cristo).
Otra frase “urgente” del ungido es “In Persona Christi” (En la Persona de Cristo.)
Aceptar el milagro de las “Lenguas de
fuego” sobre sus cabezas -hasta hoy-, y saber que son los únicos salvadores de
nuestras almas, es ser Católico (universal).
Jesús Resucitado dijo: “Sobre
ti (Pedro) edificaré mi Iglesia… Id por todo el mundo (catolicismo) y predicad el Evangelio. A los que perdonéis…”.
Ellos son los “Alter Christus, los Ipse Christus” de Dios.
No porque reces hay perdón, no porque
invoques a Dios hay perdón; Él ya te dijo como te perdonaría y te dio a su “Alter Christus”, a su “Ipse Christus”.
Él es, el sacerdote
quien actúa en su Persona (In Persona Christi).
La justicia de Dios es regia; Él no es
paternalista ni puedes “colarle” nada por muy benevolente que sea. No te perdonará
si no a través de su “Otro Yo”. Así
lo mandó y así se cumple.
¡Sólo
ellos tienen ese Poder!
Y
Nosotros, los no consagrados ¿qué podemos hacer? Llevemos ese Poder Divino de los representantes de
Cristo a los hombres, para que salven sus almas borrando la culpa. Salvar almas
no es ir al cielo, es no condenarte,
pues la pena del pecado corresponde a Dios y a ti.
Emma Díez Lobo
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