Así de sencillo y no me voy a excusar
porque al mundo “normal” le pase lo mismo. Pues he aquí que me parece que me
falta mucho para ser tu amiga… ¡Espera! Es que Tú dices que TODO nos lo has
dado a conocer y que por tanto ya no somos “empleados” sino amigos del Jefe:
TÚ.
Pues mira por dónde que Tú has dicho
muchas cosas y YO NO ME LO SÉ TODO…
Conclusión: Soy una amiga pobre, o mejor,
no llego ni a conocida: Que si todo el Antiguo
testamento encadenado al Nuevo, que si los Salmos, que si “Los Hechos”, que si
las Epístolas a medio mundo: A los Romanos, Corintios (¿?), Gálatas (¿?),
Efesios, Filipenses, Colosenses (¿?), Tesalonicenses (¿?), Timoteo (¿?), Tito
(¿?), Filemón (¿?) (me recuerda a Mortadelo y Filemón), Hebreos… No tengo “nidea” de quienes son muchos de estos señores oyentes.
¡Qué horror, Dios, qué parca en
conocimiento!… Espera, escuchar escucho pero se me va, ¡ah! y cómo la
resonancia del “micro” de la Iglesia reverbere mucho, como que ya… ni eso y no
pienso quejarme más veces al cura.
¿Tendré tiempo para escuchar todo lo
que dijiste? Sí, tengo el Libro Sagrado, pero con una letrica… que a mis años,
tampoco es que vea como un búho.
En fin, Dios, dame una solución rápida
porque quiero ser tu amiga, no es que me importe ser sierva, pero prefiero ser
amiga del alma y a este paso…
Esto es como los Rosarios a la Virgen…
Al segundo Misterio zzzzzzzzzzzzzzz, hasta el día siguiente que vuelvo a
empezar y al ratillo zzzzzzzzzzzzzzz ¡Qué desastre!
Perdonadme los Dos, es que no hay
manera de hacer las cosas bien. Pero ¿valen los intentos y las
ganas?
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No sé, no sé… Me lo tengo que pensar
¡Genial!
Emma Díez Lobo
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