lunes, 21 de mayo de 2018

Directos al precipicio




No sé, pero no oigo más que hablar de salvación, cuando la realidad del mundo en que vivimos dice todo lo contrario. No podemos ser optimistas, digamos la verdad.

Las palabras maravillosas y escritos espirituales, están por doquier, pero… No les interesa en absoluto.
  
Aborto, eutanasia, asesinatos sin sentido, desolación, corrupción, sectas, riqueza o dinero, espaldarazo a Dios de los católicos… ¿Se puede hablar de salvación cuando no se habla de infierno tejido a pulso?

¿Es que nadie va a avisar a la humanidad de que está abogada a una condena eterna? Sí Jesús hoy, caminara visible entre nosotros, no nos obsequiaría con su Misericordia, pues para otorgarla habría que reconocerse apartado de Él y vividor en la más absoluta infamia.

Los tiempos cambian (me dicen)… Estoy harta de oírlo. Nada ha cambiado, excepto la impunidad personal del mal, la distorsión de la verdad… Las mentes atraídas por Satanás crecen y crecen sin parar; ni el Papa Francisco “es consciente” de a dónde se dirige su pueblo.

Si los Evangelios, ni se escuchan ni se leen, ni se cumplen, ¿habrá alguna otra manera de mostrar a las gentes el abismo hacia el que van? La tranquilidad me pasma, la palabra dulce de perdón y salvación, me pregunto para quien…

Hablar de Dios, de sus Palabras... No es tema de moda, ni de cafetería, ni entre amigos… ¡Por favor!!!  Una vida de confort y críticas, de sexo y vanidad… Es lo que importa, que nadie les complique “aún más”, la vida…   
   
Alcemos la voz, tenemos que enseñar sin miedo y sin escrúpulos, el lugar de dónde el alma y la carne no saldrán por siempre jamás. Sólo desde la tierra será posible la salvación, sólo desde la conciencia de la Palabra de Dios (sin distorsión ni a medida del consumidor).   
     
Conociendo la CONDENA, salvaremos la VIDA y será el tiempo de hablar de Amor, Resurrección, Misericordia y Cielo… Ayuda no nos faltará.

Emma Díez Lobo         

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