No sé si tanto por el “dolor”, como por
dejar la vida; claro que muy pachuchos “al final”, como que tampoco es genial…
En fin, que miedo y pena no nos lo quita nadie.
-¡Pues igual que Yo lo tuve! No vas a
ser especial. Yo era joven y sano, tenía madre, grandes amigos y amaba a mi
tierra (por
mucho romano que hubiera)
.
- Tú eras Dios…
- ¿Y?... Era tan humano como tú, los
mismos miedos y penas, pero con mucho más dolor: Vuestro pecado, teníais unas ideas
que “paqué”.
Recuerda que caminé de pueblo en pueblo para salvaros (cansado era poco, casi ni dormía); y mientras
más me acercaba a vosotros más tormento padecía. Lloré sin consuelo en aquel
monte por mi ciudad… condenada.
- Mira, no sigas porque fue horroroso
¡Qué pena verte llorar! Yo me refiero al “trasvase”, esos momentos tan duros…
- No, lo duro no fue cerrar los ojos, sino
VER a mi pueblo reo del fanatismo y la ignorancia (aún siguen); me hubiera gustado quedarme
más… Pero fue Su voluntad y no la Mía.
El día que tu cuerpo se apague, tú
seguirás vivo como Yo lo estoy y, alguien que Yo envíe te traerá a Mí… Por eso
ni te preocupes. Lo que ha de preocuparte es mientras tienes los ojos abiertos…
- … O sea que puede ser hasta
genial…
- Muy genial… Mi perdón te lo otorgan en mi Nombre en la
tierra. Yo no te juzgaré sino tu misma y entonces verás...
- ¡Madre mía! No conseguiré ni el “certificado
temporal de residencia”…
-
Ése seguro. Pero para entrar sin
“pasaporte”, aún tienes los ojos abiertos…
- Oinnnnnnssss… ¡Qué responsabilidad!,
pero aún tengo los ojos abiertos.
Emma
Díez Lobo
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