martes, 29 de mayo de 2018

Tenemos miedo al “trasvase”




No sé si tanto por el “dolor”, como por dejar la vida; claro que muy pachuchos “al final”, como que tampoco es genial… En fin, que miedo y pena no nos lo quita nadie.

-¡Pues igual que Yo lo tuve! No vas a ser especial. Yo era joven y sano, tenía madre, grandes amigos y amaba a mi tierra (por mucho romano que hubiera)
.
- Tú eras Dios…

- ¿Y?... Era tan humano como tú, los mismos miedos y penas, pero con mucho más dolor: Vuestro pecado, teníais unas ideas que “paqué”. 

Recuerda que caminé de pueblo en pueblo para salvaros (cansado era poco, casi ni dormía); y mientras más me acercaba a vosotros más tormento padecía. Lloré sin consuelo en aquel monte por mi ciudad… condenada.

- Mira, no sigas porque fue horroroso ¡Qué pena verte llorar! Yo me refiero al “trasvase”, esos momentos tan duros…

- No, lo duro no fue cerrar los ojos, sino VER a mi pueblo reo del fanatismo y la ignorancia (aún siguen); me hubiera gustado quedarme más… Pero fue Su voluntad y no la Mía.   

El día que tu cuerpo se apague, tú seguirás vivo como Yo lo estoy y, alguien que Yo envíe te traerá a Mí… Por eso ni te preocupes. Lo que ha de preocuparte es mientras tienes los ojos abiertos… 

- … O sea que puede ser hasta genial…  
 
- Muy genial…  Mi perdón te lo otorgan en mi Nombre en la tierra. Yo no te juzgaré sino tu misma y entonces verás...

- ¡Madre mía! No conseguiré ni el “certificado temporal de residencia”…

- Ése seguro. Pero para entrar sin “pasaporte”, aún tienes los ojos abiertos…

- Oinnnnnnssss… ¡Qué responsabilidad!, pero aún tengo los ojos abiertos.

Emma Díez Lobo

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