sábado, 23 de junio de 2018

La Natividad de San Juan Bautista




Fidelidad a la vocación de precursores de Jesús

La festividad de san Juan es especial en el santoral, pues es el único santo, exceptuando a la Virgen María, del que se celebran dos nacimientos, el natural a esta vida y la llegada al cielo o “verdadero” nacimiento, que es el que se celebra de todos los demás santos. La razón de este trato especial es que se trata de un santo “canonizado” por Jesús, que lo aceptó como su precursor y declaró “el más grande entre los nacidos de mujer” (Mt 11,11).

Las diversas lecturas de la fiesta subrayan la fidelidad de Dios que salva por medio de Jesús y da a cada persona una vocación en función de este plan salvador.

El Evangelio manifiesta la fidelidad de Zacarías e Isabel al designio divino que manda que el niño se llame Juan, es decir, Dios es misericordiosa, de acuerdo con lo que dijo el ángel en la anunciación a Zacarías. Es sabido que el nombre en la antigüedad hace referencia a la vocación o tarea de la persona: el niño está llamado a manifestar la gracia y misericordia de Dios. Los padres respetan la vocación del hijo. De aquí la reacción de los presentes, reconociendo que el niño estaba llamado a una vocación especial.

Sabemos que esta vocación fue la de ser precursor de Jesucristo, el Salvador. La primera lectura hare referencia a la vocación del Siervo de Yahvé, llamado por Dios desde el seno de su madre a una tarea al servicio de la salvación; la conciencia de esta vocación le fortalece en las dificultades, pues se siente acompañado por Dios que le asegura que su trabajo tendrá un alcance salvador universal. Finalmente la segunda lectura recuerda las palabras de Pablo en Antioquía de Pisidia, en que presenta a Juan como el precursor, fiel a su tarea, que no cae en la tentación de suplantar al que anuncia.

        Dios Padre es fiel y ha cumplido su promesa salvadora enviando a Jesús para salvar a todos los hombres. Pero ha querido asociar a su plan a todos los hombres, dando a cada uno una vocación concreta como precursor de Jesús salvador. Juan Bautista recibió una vocación especial (“fue escogido portentosamente”, salmo responsorial) y la realizó fielmente, en medio de dificultades, siempre sostenido  por la conciencia de la vocación a la que Dios lo enviaba. Presentó a Jesús como el Mesías, sin caer en la tentación de suplantarlo, a pesar de las dificultades que creaba la forma peculiar de su mesianismo, como aparece en sus enviados a Jesús preguntándole si realmente era el Mesías. Y es que Juan esperaba un Mesías triunfal que actuara como juez del final del mundo a sangre y fuego, como deja entender su predicación, y se encontró con un mesianismo de perdón, realizado en la debilidad y esto lo desconcertó. ¿Por qué no dio Dios a Juan los conocimientos cristológicos necesarios que le facilitaran su tarea? Dios sabio le dio las ideas y fuerzas necesarias según su plan para que realice su vocación y a todo esto fue fiel Juan. Por eso Dios ha querido asociarlo de una manera especial al triunfo de Jesús y hoy lo celebramos en toda la Iglesia.

Igualmente todo cristiano tiene vocación de precursor de Jesús, es decir, desde el seno de nuestra madre Dios ha pensado en cada uno como precursor que prepara el camino a la llegada de Jesús, que siempre es el protagonista de la salvación. Cristo resucitado quiere ser reconocido y aceptado por todos y quiere servirse de nosotros como mediadores que preparan este reconocimiento. Lo preparan nuestra oración, nuestras palabras y especialmente nuestra vida que no pone obstáculos al evangelio sino que lo hace atractivo a los demás. Toda la Iglesia está al servicio de la obra de Jesús. Por ello la Iglesia no es para sí misma, está integrada por los que han aceptado a Jesús y tiene la tarea de preparar el camino de Jesús a los que no lo reconocen. Igualmente cada cristiano y cada comunidad parroquial tienen que ser precursores.

En cada celebración de la Eucaristía celebramos la fidelidad del Padre que nos continúa dando al Salvador, nos ha “escogido portentosamente” y envía como precursores. Pedimos fuerza y fidelidad para realizar esta misión en este contexto de nueva evangelización.

Dr. Antonio Rodríguez Carmona


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