martes, 19 de junio de 2018

Imágenes santas



                                                                           
Grandes obras de arte, pero… Siempre hay un pero y éste sí que es importante. Resulta que los protestantes nos llaman idólatras, y si te pones a pensar en serio, sí que lo parecemos.

Veo “alabar” y besar imágenes sin importar lo más mínimo el Evangelio, cuando el Evangelio es cuna y guía de cada Personaje Santo hecho estatua. Desde el Libro, nos hablan, desde el Libro se imita… Pero eso no cuenta, y entonces, no entiendo nada.
   
Cuando sucede un milagro en alguna imagen, va el mundo y se sorprende ¡Pues no sé de qué!, a mí me parecería “hasta lógico”, pues aunque no la veamos moverse en su pedestal, ella se está moviendo siempre por ti, pero una estatua sin Evangelio no es más que madera -el mundo está repleto de dioses estáticos-.  

Si, es preocupante y me da mucha rabia. ¡Ah! y no digamos si la imagen la dejan hecha un estropicio como la del “Ecce Homo” (en Zaragoza), entonces ya no reza ni uno, pero si es de Berruguete, Juan de Juni  o la Macarena de Sevilla…   

¿Y el Cristo de Medinaceli?, desean ser los primeros en besar sus pies, sin detenerse a recordar el porqué de su trágica Pasión, pero no, lo que importa es la escultura bendita.  
  
Muchos tienen Biblia y no la leen, muchos van a misa y no se enteran de nada… Pues dejemos de besar pies y mantos, a no ser que sepamos lo que significa ser Cristiano “tragándonos” el Evangelio.

En fin, me retiro porque me espanta el fanatismo, con lo grandioso que sería reconocer que una imagen, antes que estatua, es Palabra viva.

Cuando miro el Cristo del Pardo, no veo la escultura sino el milagro de su cara yacente por mi causa. Me siento tan culpable y tan agradecida… 

Emma Díez Lobo


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